Cuidado con el dinero y las campañas Políticas

Entre los millones de pesos presupuestados para apoyos institucionales que irremediablemente llegan a las asociaciones políticas; todas ligadas a un partido político; y el enorme desvío de recursos públicos de los gobiernos estatales, que persiguen iguales propósitos inmersos en la corrupción electoral, para alcanzar el poder público, la marginación de más de la mitad de los mexicanos aumenta, y la opulencia sigue (igual que siempre) solventando los más extravagantes gustos de la clase social suprema de México, dividida en dos estratos. Por un lado los ricos de verdad, que ostentan generosas fortunas de abolengo o por estirpe y que en las revistas de la socialité y en todos los medios de comunicación bajo su dominio, dan publicidad a las reuniones, fiestas y torneos campestres, de golf, de jai alai, de compromisos de alianzas matrimoniales y de todo lo que la socialité puede generar, para dar rienda suelta a sus excentricidades y dejar con la boca abierta a los nuevos ricos, que no saben de qué manera ingresar a esas élites privadas del gran poder económico. Por otro lado los nuevos ricos, cuyas fortunas provienen de negocios con el sector gobierno y de latrocinios del presupuesto público, están a punto de concluir el periodo vacacional de fin de año; y muchos de esos nuevos ricos, pasean en sitios vacacionales del extranjero, ubicados en los 5 continentes, donde la clase política selecta, del PRI, del PAN, del PRD y de MORENA, también da rienda suelta a los destrampes contenidos en nuestro país, para no ser ventaneados y exhibidos, como ha ocurrido con familiares cercanos de la cúpula gobernante y de las mafias sindicales de petroleros, de maestros y de las centrales obreras “hoy en vísperas de extinción” ante la ausencia del viejo “santón” Fidel Velázquez, que durante 10 sexenios se convirtió en vocero de la presidencia de la república.

Hoy se plantan los mexicanos, frente a la disyuntiva de apoyar políticamente al cachorro del gran Tlatoani de los Pinos, a José Antonio Meade Kuribreña, quien en sus primeras apariciones acompañado de su esposa, han proyectado una pareja de jóvenes con aspiraciones políticas tan grandes como para dirigir los destinos políticos de México, y por lo que sus antecedentes curriculares registran, se trata de una pareja bien avenida, sin falsas imágenes, que se conocieron y se enamoraron en épocas estudiantiles que ambos cursaron en el ITAM, para después especializarse en las finanzas públicas en diversas universidades del extranjero, hasta su regreso a nuestra patria, donde el candidato Meade Kuribreña, tuvo oportunidad de poner en práctica su preparación académica, dentro del gabinete del ex presidente Vicente Fox Quezada; e igualmente, dentro del gabinete del ex presidente Felipe de Jesus Calderón Hinojosa, habiéndose reconocido la preparación y el talento de Meade, hasta ocupar la titularidad de la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico, que después de 6 años volvió a desempeñar, durante el presente sexenio a cargo del licenciado Enrique Peña Nieto; para salir de ahí a la campaña política que le preparo el Partido Revolucionario Institucional, en busca de la continuidad del actual régimen de gobierno.

Si se tratara de calificar a los personajes que ya caminan por todo México en la búsqueda del voto popular que los lleve a los Pinos; de primera impresión el ganador sería Meade Kuribreña, seguido de AMLO del partido MORENA; en tercer lugar quedaría Ricardo Anaya, joven malabarista y trepador del Partido Acción Nacional, quién no ha sabido justificar la enorme fortuna que le fue detectada y trascendida en México, como muestra de corrupción, ambición económica y opacidad en la vida de un político joven y ambicioso como tantos que han sucumbido aplastados por los montones de dinero robado del erario público y que constituyen para la nueva clase política, ejemplos de lo que no se debe hacer, ni ser.

La Secretaria de Hacienda y Crédito Publico de los tiempos del canciller Luis Videgaray Caso, tendrá que aclarar y justificar que no existió la llamada trama de la corrupción electoral, en la que se involucró el Secretario General Adjunto del CEN del PRI y ex Senador por Coahuila Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, operación por la que los desvíos millonarios de dinero público, se dice que fue para aplicarse en campañas políticas del PRI en diversos estados y para malversar fondos en las más diversas actividades electorales; hubo además la complicidad de empresarios, quienes a través de la Secretaria de Educación, Cultura y Deporte suscribieron contratos, recibieron recursos millonarios y nunca se probó el cumplimiento de esos contratos, además de servicios y asesorías que no se han podido acreditar. Lo malo de estas acciones, es la vinculación que se ha hecho con el ex presidente del CEN del PRI Manlio Fabio Beltrones, quien en lugar de acreditar y justificar su inocencia, ha decidido enfocar baterías en contra del gobernador de Chihuahua Javier Corral; ya las especulaciones entre políticos mexicanos, apuntan a la salida del juego de Beltrones y su equipo político, por alguna desavenencia que hasta el momento no se conoce, con los coordinadores de campaña del candidato del PRI a la presidencia. Será que la vieja clase política del PRI, enquistada en el gobierno desde la época del Salinismo a la fecha, debe buscar otro acomodo y dejar a los promotores del “nuevo PRI” hacer la política con nuevos estilos y rostros; y a lo mejor con tantita suerte para los marginados sociales, los jóvenes priistas del nuevo cuño, podrían intentar un trabajo político limpio, honesto y transparente, que venga a fortalecer las viejas estructuras del tricolor.

La próxima semana, comienza según el calendario oficial del INE, las campañas políticas para los más de 3400 cargos públicos que en todo el país habrán de disputarse; siendo el más importante el de la silla presidencial para relevar al licenciado Enrique Peña Nieto. El grueso de los mexicanos está obligado a cumplir con la promoción del voto y la emisión del sufragio; las autoridades electorales por su parte, tendrán que cumplir la obligación de organizar y realizar los comicios con apego a la ley; y los electores, estamos obligados a acudir a las urnas y con plena conciencia, votar por el que mejor nos represente. Eso sería el valor de la democracia para garantizar la transición en paz y la búsqueda del progreso.