El escándalo político en que se ha convertido la detención de Alejandro Gutiérrez en Chihuahua, sólo ha servido para que Javier Corral, gobernador de ese Estado y su candidato presidencial Ricardo Anaya, utilicen reflectores para exhibir como ejemplo de corrupción al detenido ex Secretario General Adjunto del CEN del PRI, en la época en que Manlio Fabio Beltrones dirigió al tricolor. Alejandro Gutiérrez se duele de maltratos, tortura y coacción para que inculpe a Beltrones, al ex gobernador Cesar Duarte Jáquez y a otros funcionarios públicos, acusados de desvío de recursos para las campañas políticas de hace dos años y así, favorecer su proyecto con Anaya al frente, para sacar otra vez de Los Pinos al gobierno de la República encabezado por un priísta que sería el sucesor de Peña Nieto.
En la guerra sucia de las campañas políticas, se dice por sus detractores, que José Antonio Meade no levanta, que su discurso no prende ni a las bases priistas, que corre el riesgo antes de que comiencen formalmente las campañas, de ser relevado por Aurelio Nuño o por cualquier otro de los cercanos al primer priísta Enrique Peña Nieto; pero además, se ha filtrado por quienes “se dicen” conectados a Fuentes cercanos a los Pinos, que ya hay pláticas y compromisos para jugar con un “Plan B”, que consistiría en reconocer el triunfo del neopanista Ricardo Anaya, con tal de no dejar que llegue el eterno aspirante de la desdibujada izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador.
Entre tanto rejuego político, los chapulines y saltimbanquis del Poder Legislativo, se acomodan y exhiben sus miserables intereses cambiando de partido sin importar el antagonismo de los institutos políticos que les dieron cabida. Pues lo único que les importa es seguir en la nómina del Poder Legislativo y cachar las prebendas y la impunidad que otorgan generosamente esos cargos.
Se han olvidado la mayoría de los legisladores, de que lo importante en la vida es trascender y no poseer ambiciosa e ilimitadamente, para terminar exhibiendo sus miserias en las prisiones; tal es el caso de los ex gobernadores Andrés Granier, Guillermo Padres, Javier Duarte de Ochoa, Roberto Borge Angulo y Cesar Duarte Jáquez ya boletinado a la Interpol, para ser detenido en el lugar que se encuentre y traerlo ante las autoridades de procuración de justicia de México, para que responda de los desvíos de recursos públicos y el enriquecimiento ilícito que se le imputan.
De la tortura que el gobierno panista es acusado por el imputado Alejandro Gutiérrez, en su momento y de llegarse a probar, tendrán que responder del gobernador Javier Corral para abajo, hasta llegar a los custodios del penal donde se mantiene como rehén al adjunto en la dirigencia del PRI con Beltrones, quien hasta la fecha, con virilidad y lealtad, se mantiene resistiendo los maltratos, amenazas e incomunicación, sin salpicar a su ex jefe el otrora poderosísimo político Manlio Fabio Beltrones, a quien solo falto llegar a Los Pinos, para culminar su brillante carrera política.
Una prisión federal espera la llegada de Alejandro Gutiérrez, para ponerlo a salvo de la tortura que en el cárcel de Chihuahua recibe; el propósito es que se cumpla con el debido proceso legal y la protección de los derechos humanos del imputado, quien por su parte tendrá que responder de las conductas ilícitas que la fiscalía de Chihuahua le imputa. Al final, la justicia tendrá que imperar por encima de los intereses partidarios.





