Poco tiempo le queda al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y su justicia selectiva; parece que no alcanzará a todos los que prometió encarcelar. Hay dos casos notorios de exfuncionarios de la SSP que hasta ahora duermen el sueño de los justos y quienes habrían amasado sendas fortunas al amparo del duartismo.
El primero es el excomisionado del IPAX, Fernando González Ortiz, quien primero fue jefe de seguridad de Javier Duarte, y luego de su madre, y de ahí saltó a la dirección del instituto, donde amasó una gran fortuna, quizá inexplicable a su trayectoria laboral: vehículos de lujo, casas en Coatepec, Xalapa y Álamo, terrenos en Emiliano Zapata y un rancho en Las Vigas, donde dicen, tiene hasta búfalos, venados, avestruces y caballos pura sangre.
Y el otro, es el subteniente Gabriel Hernández, exdelegado de la SSP en Acayucan, acusado de estar presuntamente involucrado en la desaparición de indocumentados; de ahí pasó a Gerente de Operaciones del IPAX, cobraba en la SSP y en dicho instituto; además, tenía un sueldo de 70 mil pesos de compensación, más aparte 50 mil de viáticos que no se gastaba, aparte hubo muchas quejas de mujeres policías de acoso sexual que no fueron investigadas por órdenes “de arriba”, es decir, del titular de la SSP, hoy en Pacho Viejo, Arturo Bermúdez Zurita.





