@samuelferrerm
La denuncia de Ricardo Anaya por persecución política contra la PGR debe ser motivo de indignación y preocupación para todos los que aspiramos a tener instituciones sólidas y democráticas. Esto no debe ser únicamente parte de un discurso partidista. La debilidad institucional y el uso sectario del poder gubernamental derivarán sin duda en más problemas que soluciones para nuestro país. Sin embargo, preocupa también la manera en que el candidato presidencial exige ser objeto de exclusividad ante la ley. No existe un registro donde Anaya otorgue una explicación coherente sobre el incremento en su fortuna o la de su familia, no existe un registro donde se demuestre que Anaya no ha participado en operaciones financieras dudosas, por decir los menos. En un México que sufre de justicia selectiva no es de sorprender que Ricardo Anaya, quien ha gozado de los beneficios de ésta, ahora reniegue por no obtener los beneficios que su familia y él siempre han gozado.
Si algo es cierto es que nuestro país vive una crisis de legitimidad del sistema político y en especial del sistema de partidos. Para salir de esta crisis estoy seguro que primero debemos exigir a aquellos que aspiran al poder público dos cosas: congruencia entre el actuar y el decir, y transparencia en sus actos. Si fuera cierta la indignación de Anaya por el uso político de la justicia en México, deberíamos preguntarle por qué ha solapado al Fiscal Carnal de Yunes Linares en Veracruz, por qué no ha denunciado el uso de recursos públicos para las campañas locales en gobiernos panistas, por qué únicamente exige justicia cuando ésta no le beneficia. La conclusión es que Ricardo Anaya no está pidiendo justicia, lo que el candidato panista quiere realmente es impunidad, misma que siempre le ha beneficiado.
Ante este escenario estamos llamados a no repetir los comportamientos del sistema político corrupto que exige Ricardo Anaya y que ha encontrado réplica en Veracruz con Miguel Ángel Yunes y su monarquía. Tampoco podemos otorgar amnistías anticipadas a cambio de favores políticos, actitudes que demuestran que hay más consistencias con el régimen que diferencias de fondo. Si es cierto que tanto AMLO como Anaya carecen de congruencia y viven en la opacidad, entonces qué debemos hacer los miles de militantes de diversos partidos políticos y ciudadanos que deseamos romper con el circulo de impunidad y clientelismo que rodea a la elite política del país, incluyendo a MORENA y sus más de 623 MDP de dinero público para actividades ordinarias y gastos de campaña únicamente entre 2017-2018.
Convoco a encontrar la respuesta en la exigencia y al activismo social desde cada uno de los partidos y espacios públicos que sean posibles. Hoy como miembro del Revolucionario Institucional exijo al gobierno de mi partido la inmediata actuación y resolución del asunto de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero de Ricardo Anaya. También demando de la PGR y del Poder Judicial imparcialidad, responsabilidad y justicia pronta y expedita. Exijo al gobierno resolución sobre Odebrecht, sobre los 43, sobre los Duarte y sus socios; también lo exijo sobre Yunes Linares y las denuncias de enriquecimiento ilícito que están en la PGR desde hace años, resolución a los casos de moches entre gobiernos y legisladores panistas, resolución sobre Pasta de Conchos y Napoleón Gómez Urrutia, sobre Víctor Hugo Romo y demás políticos de MORENA, sobre la opacidad en el manejo de recursos de AMLO y sus hijos. La lista es larga y el hartazgo es mucho.
Se equivocan los que piensan que la crítica desde el PRI a los gobiernos priistas es traición. Al contrario, somos millones los priistas que no vamos a ser tapaderas, ni justificaremos comportamientos sectarios que debilitan nuestra democracia. Desde el PRI el llamado debe ser a la unidad en torno a la exigencia de Instituciones del Estado Mexicano que actúen conforme a derecho y pongan en su lugar a cada uno de los que aspiran a ocupar un cargo de elección popular. Si alcanzamos ese ideal estoy seguro que ganaremos la Presidencia con José Antonio Meade y demostraremos que “Democracia y Justicia Social” no es solo un lema, si no nuestra misión como el partido más importante en la historia de México.