Los líderes de Corea del Norte y del Sur se encontrarán cara a cara en abril

El regreso de la delegación surcoreana enviada a Pyongyang con el objetivo de consolidar la vía diplomática abierta durante la participación norteña en los Juegos Olímpicos se ha traducido en múltiples sorpresas.
La misión, encabezada por dos pesos pesados de la Administración del presidente Moon Jae-in, el responsable del Consejo de Seguridad Chung Eui-yong y el jefe de la Inteligencia, So Hoon, ha negociado con Kim Jong-un los términos de la próxima e histórica cumbre intercoreana, la tercera en la Historia de la dividida península, que reunirá a los presidentes de las dos Coreas.
Será a finales de abril y se celebrará en la ciudad fronteriza de Panmunjeom, en plena zona desmilitarizada y escenario de la firma del armisticio que congeló la guerra de 1950-53 sin traducirse en una declaración de paz.
El escenario tendrá un enorme simbolismo, así como sus participantes. El líder norcoreano Kim Jong-un no se ha entrevistado con ningún jefe de Estado desde que accedió al poder tras la muerte de su padre, en 2011, y tampoco ha viajado más allá de las fronteras de la República Democrática de Corea del Norte en estos seis años.
De hecho, sólo se había encontrado con oficiales chinos, sirios y cubanos hasta que ayer lunes recibió con todos los honores a la delegación elegida personalmente por Moon Jae-in para consolidar la nueva etapa de acercamiento que pretende desactivar la tensión generada por el programa nuclear de Pyongyang y las amenazas norteamericanas.
En justa reciprocidad con el despliegue diplomático ejercido por el Sur durante los Juegos Olímpicos, Kim Jong-un se deshizo en deferencias a sus invitados, a quienes obsequió con una cena en la sede del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, unas instalaciones que jamás habían sido visitadas por surcoreanos.
Aceptó de buen grado la oferta de Moon con los términos de la cumbre y, según Chung Eui-yong, fue mucho más allá.
«El Norte ha confirmado su compromiso con la desnuclearización de la península coreana y ha afirmado que no tendría motivos para tener armas nucleares si la seguridad de su régimen fuera garantizada y las amenazas militares contra Corea del Norte fueran suprimidas».