Ya apareció “el peine” de la defensa a ultranza de la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México por parte del gobierno y la cúpula empresarial.
Resulta que una parte de la faraónica obra está siendo financiada con recursos de cuatro Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores). O más exactamente, con el dinero de los trabajadores para su pensión.
En total se han invertido 13 mil 500 millones de pesos provenientes de los fondos que administra Pensionissste, Inbursa, Profuturo y XXI-Banorte, a través de un instrumento financiero denominado como Fibra E, según informó la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, que además precisó que con los recursos de los trabajadores se obtuvo el 45 por ciento del monto global de la emisión.
Habría que preguntarle a los derechohabientes de esos fondos si dieron su aprobación o siquiera fueron consultados sobre la disposición del dinero con el que pretenden mantenerse en su vejez para invertir en una obra en la que los que van a salir hinchados de billetes son los grandes oligarcas de este país, y que podría ser echada abajo si las circunstancias políticas cambian.
De antemano puede inferirse la respuesta. Acompañada de una sonora mentada de madre.
