A través de un pronunciamiento sin precedentes, el Pleno del Senado de la República pidió al Gobierno Federal suspender la relación bilateral con Estados Unidos en materia migración y combate al crimen organizado transnacional.
Esto luego de que el desquiciado presidente norteamericano, Donald Trump, ordenó desplegar a la Guardia Nacional de su país en toda la frontera con México, en acto que rebasó los límites de la hostilidad.
En el pronunciamiento, el Senado “rechaza categóricamente la intención del presidente Donald Trump de militarizar la frontera con México y considera dicha acción como un agravio más”, al tiempo de que “condena las expresiones infundadas y ofensivas sobre México y los mexicanos, y demanda el trato que requiere la relación entre países vecinos, socios y aliados”.
Pero frente a la enérgica y contundente (además de gratamente sorpresiva) postura de los senadores, contrasta la pusilánime respuesta del Gobierno Federal. Primero, el presidente Enrique Peña Nieto pidió esperar hasta que los gringos “expliquen” cuáles son sus intenciones, mientras que el canciller Luis Videgaray (que por lo que se sigue aprendiendo a ser secretario de Relaciones Exteriores) casi casi justificó la agresión del “cabeza de zanahoria”, pues los elementos de la Guardia Nacional “no portarán armas”, y se trata de un operativo similar a los que, según él, realizaron en su momento las administraciones de George W. Bush y Barack Obama.
Sin embargo, que hasta el PRI haya apoyado el pronunciamiento en el Senado nos habla de hasta dónde se ha dejado crecer este conflicto por la ausencia de dignidad de un gobierno empequeñecido y estulto.
¿Y así creen que van a ganar las elecciones?