No hay que olvidar lo dicho por Jhon Locke: “La razón por la que los hombres entran en la sociedad es para preservar su propiedad”. Por lo que recomendar el radicalismo y el ejercicio abusivo del poder público, para combatir según propósito de los chairos al PRI de Peña Nieto y Pepe Meade, no resulta la mejor recomendación para “El Mesías Tropical” (como bautizó Krauze a AMLO) y menos aún se puede justificar que un “hispano-mexicano” como el señor Francisco Ignacio Taibo Mahojo, quien cobra como Secretario de Arte y Cultura del CEN de MORENA, dedique su tiempo a exacerbar los ánimos (ya caldeados) de los resentidos sociales.
Lo anterior viene a colación, por el video convertido en trending topic circulado en redes sociales y publicado en medios nacionales impresos y televisivos, donde se escucha y se observa al socialista asturiano-mexicano, dirigirse a un grupo de simpatizantes de López Obrador, planteándoles que si gana el tabasqueño la elección presidencial y si recibe presiones de lo empresarios (dueños de México), López Obrador con la investidura de Presidente de la República debe expropiar sus empresas a personajes mencionados por Taibo ll como el propio Carlos Slim Helú y María Asunción Aramburuzabala Larregui por solo citar los nombres referidos por el activista de Morena.
La “ Expropiación” está prevista en el artículo 27 párrafo II, de la Constitución Política de la República y establece como requisitos fundamentales para su procedencia: a.- Una causa de utilidad pública; b.- El pago de una indemnización y c.- Cumplir con las formalidades de ley que respeten las Garantías de Audiencia, Legalidad y Justicia. No nada más se trata de borrar de un plumazo el Derecho de Propiedad que consagra la propia Constitución; ni tampoco se trata de llagar a Los Pinos, para despojar a los propietarios de sus bienes, por un simple arranque de activismo político que conlleva la ambición revanchista en contra de quienes ejercen su legítimo derecho político a disentir.
Que no se enojen los chairos, por el hecho de reprobar su activismo electoral; pero resulta demasiado riesgoso e inaceptable, poner en peligro la estabilidad nacional y el régimen democrático en que vivimos, por las impertinencias de fanáticos activistas como Taibo II, con amenazas tan burdas como proponer el uso discrecional de la ley amenazando con agraviar y despojar de su capital a la IP, que sostiene otras preferencias electorales.
