Cuando parecía que ya lo habíamos visto todo en estas campañas, el “Peje” no deja de dejarnos con el ojo de cuadrado.
En una descarada manipulación del fervor religioso –ya por no hablar de su desprecio por el Estado laico-, Andrés Manuel López Obrador mostró en un mitin en Jalisco la cartera que le “escondió” al panista Ricardo Anaya durante el debate del pasado domingo, y sacó de la misma una imagen del Sagrado Corazón de Jesús acompañada de otra de la Virgen de Guadalupe, y hasta pronunció el rezo que traía impreso.
Quien conoce a López Obrador de sus años mozos en Tabasco, sabe bien que como la mayoría de la población de ese estado, siempre profesó la religión protestante, ya que los católicos fueron perseguidos y expulsados casi en su totalidad durante el gobierno del cacique Tomás Garrido Canabal.
Pero como fuera de Tabasco el Edén se busca por otros caminos, el “Peje” no tiene problema en ponerse la chaqueta católica, así como usa sin ruborizarse las de demócrata e izquierdista. Sin serlo, en ninguno de los casos.