Las redes sociales están saturadas con información política, a pesar de la prohibición legal que existe, para inducir el voto en favor o en contra de los candidatos (as). Se entiende que cada candidato cuenta con un equipo de expertos en mensajear desde la oscuridad del internet, para no ser descubiertos por la FEPADE o por cualquier persona que esté dispuesta a cumplir con el deber ciudadano de denunciar los hechos.
A 24 horas de que se inicie la votación en todo el territorio nacional, hay quienes creyéndose adivinos o pitonisos, están dando cifras de los resultados, que anuncian al Gran Tlatoani que llegará a Los Pinos al relevo del presiente Enrique Peña Nieto. Sin embargo los viejos zorros de la política mexicana, aconsejan que no es conveniente para los mismos candidatos, que sus “rodeólogos” coman ansias, partiendo de las cuentas ilusorias que solo existen en sus mentes enfermas de poder.
Hasta el “Brujo Mayor” de Catemaco, ha sido prudente para responder entrevistas sobre el tema que nos ocupa y nos concierne a todos los mexicanos, por lo que ya falta poco para conocer el desenlace de esta, que ha sido una de las batallas políticas más cruentas de la historia reciente. Ya los comunicadores, periodistas y reporteros, que se ocupan de la nota roja, han informado de tantos políticos muertos que se quedaron en el camino, por haber perdido la vida en cobardes asesinatos, que todavía la PGR y las Fiscalías de los Estados donde han ocurrido esas muertes, no concluyen sus investigaciones para que se haga justicia.
Más lo que el INE y la FEPADE no han hecho, es poner un límite a las publicaciones y correos electrónicos que desacreditan a los participantes en esta elección, destruyendo imágenes de los mismos y ensuciando reputaciones, que aún siendo calumniosas, algo quedará en los agraviados y sus familias, que no se borrará ni con el paso del tiempo, constituyendo un estigma para muchas carreras políticas y propósitos personales.
El “calumnia, que algo queda” está presente en esta elección y se cumplirá sin distinción de género, por la falta de educación, de valores humanos y dignidad, de personas que ni siquiera tienen conciencia, para registrar sus abominables y falsas imputaciones.
Sólo queda esperar, que ganen los mejores hombres y mujeres, para que inicien de inmediato sus labores y la reconstrucción de México y sus Instituciones.





