En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, un grupo de estudiantes concedió entrevistas para condenar las agresiones del día de antier, en inmediaciones de la Rectoría del Dr. Enrique Graue. Piedras, petardos y bombas molotov, fueron las armas utilizadas por los agresores no identificados, en contra de estudiantes, académicos, personal administrativo y transeúntes, a quienes les gritaron consignas de todo tipo.
El reclamo de los estudiantes al Dr. Graue, es por no responder a sus planteamientos para mejorar la planta académica; acabar con el ingreso arbitrario de los profesores de esa institución; pero además, los estudiantes reclaman el otorgamiento de becas y la colocación de los egresados en fuentes de empleo que no se abren y mantienen a muchos de sus ex compañeros sin oportunidad de trabajo.
La agresión a los estudiantes ocurrida el día 3 de septiembre, sucede precisamente un mes y un día antes del “2 de octubre” que no se olvida y que dentro de un mes cumplirá 50 años, de haber ocurrido esa agresión por parte del ejército y cuerpos paramilitares (vestidos de civiles) que dejaron a su paso un número de personas muertas y desaparecidas, cuyo saldo real se desconoce a cincuenta años de distancia.
Fue el propio expresidente Gustavo Díaz Ordaz, quien en su último informe de gobierno, asumió la responsabilidad en la toma de decisiones para terminar con la anarquía que desde su punto de vista generó la movilización estudiantil. Y con ello, protegió la imagen pública del entonces Secretario de Gobernación Lic. Luis Echeverría Álvarez, quien sucedió en la Presidencia de la República al propio Díaz Ordaz.
Uno de los dirigentes del movimiento estudiantil iniciado en la UNAM y apoyado por el IPN, fue el destacado activista social, catedrático, investigador, escritor y político mexicano Raúl Álvarez Garín, y con él muchos intelectuales, profesores, amas de casa, obreros y profesionistas, quienes se sumaron al movimiento estudiantil del 68, que acabó en una represión brutal del Gobierno, donde murieron un número todavía indeterminado, de estudiantes, maestros y personas de la sociedad civil, activistas del movimiento social, y cuya sangre no corrió en vano, ya que México cambió a partir de entonces, terminando con el autoritarismo que limitaba el ejercicio de las libertades y garantías individuales consagradas en la Constitución.





