En el gabinete, no caben aduladores y traidores, solo gente capaz y leal

El gabinete del Gobierno Federal y los de los Estados y Municipios, reflejan, según Nicolás Maquiavelo, la cordura del Príncipe. Ya que los hombres que rodean a los depositarios del poder público, tendrían que demostrar su capacidad y fidelidad, para con su jefe; pero más aún, con la sociedad que es destinataria de los resultados de la gobernanza y de las obras y servicios, que se obtienen bajo la conducción de un político que conduce a su pueblo para alcanzar el bien común.

Una de las cualidades importantes que debe tener todo funcionario público, es la de estar preparado para el desempeño del empleo, cargo o comisión que se le pudiera encomendar, porque una invitación para trabajar al lado de un Jefe Político, tiene el propósito de cumplir funciones que estarán sujetas al escrutinio público, a la rendición de cuentas y a la consecución de los compromisos hechos con el pueblo, único beneficiario del servicio público.

La lealtad que se requiere en el servicio público, constituye un sentimiento de respeto y fidelidad que depende de los principios éticos y morales de cada quien. Sin embargo, no debe confundirse la lealtad con la complicidad; ya que el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y el honor, es lo que se denomina lealtad. Y complicidad constituye la participación de una persona, con otros que se juntan para la comisión de un delito, y se define como la acción encaminada a contravenir la Ley.

Los delincuentes de cuello blanco, han salido en su mayor parte del servicio público; y es por ello que las cárceles de nuestro país, las fiscalías y los tribunales que sancionan las infracciones a la Ley Penal, se encuentran saturados de acusaciones y juicios en contra de políticos que traicionaron la lealtad y se convirtieron en cómplices para el desvío de recursos públicos en su provecho personal.

El bien común en el servicio público, es la acción encaminada a beneficiar a todos los ciudadanos, que buscan la convivencia pacífica en determinado territorio, para vivir en un clima de paz y armonía, respaldado por la actividad política y jurídica de un gobernante.

Para López Obrador y para el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez, no está demás recomendarles que, como lo hizo Diógenes en las calles de Atenas, busquen a sus colaboradores con una lámpara encendida, hasta encontrar hombres honestos, capaces, leales, fieles y de resultados. México y Veracruz se los reconocerán.