He reiterado en anteriores colaboraciones mi desacuerdo con el rumbo que nuestro país ha tomado de por lo menos –quizá me quedo corto- dos décadas a la fecha, a lo largo de las cuales se ha construido un andamiaje social y económico basado en muchas cosas, menos en el esfuerzo, la dedicación, perseverancia, disciplina, talento, valores y preparación.
Ya sea a nivel federal, estatal o municipal, cada que llega una nueva administración se aprestan a pagar “facturas políticas” a quienes en campaña dieron apoyos$$sss y no importa que sean unos verdaderos parásitos, porque aunque no cuenten con estudios profesionales, tienen empleo y un buen salario asegurado. Ser mapache o el apellido, pueden pesar más que cualquier grado académico. Suele pesar más para “agarrar un buen hueso” haber andado detrás del candidato y servirle de tapete, que el profesionalismo o la creatividad.
Ni siquiera la transición ha podido marcar una diferencia, sucedió en el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares del PAN-PRD y, desafortunadamente, la historia se repite con Cuitláhuac García, quien desde diciembre, sin remordimiento alguno, ¿ordenó?, permitió, toleró, el despido de cientos de trabajadores de las diversas secretarías de despacho y organismos descentralizados para meter a los “morenos” y a un montón de camaleones, lambiscones, abre puertas, huele pedos, novias, amantes, mayates, similares y conexos.
Pero bueno, el tema que me ocupa y preocupa es el anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador en el sentido de disponer de tres mil 857 millones de pesos para el llamado Plan de Desarrollo y Bienestar para las comunidades por donde pasan los ductos de Pemex, para que la gente no se vea obligada, por pobreza o necesidad, a llevar a cabo el llamado “huachicoleo”.
Acompañado por los titulares de Bienestar, Agricultura, Trabajo, Salud, AMLO anunció que desplegarán ocho programas sociales para 91 municipios que significará un beneficio para un millón 648 mil personas y que en promedio cada familia recibirá entre seis mil y ocho mil pesos mensuales para así combatir este delito.
¡Carajo! No la chiflen, hay profesionistas con grados de licenciatura y maestría que ganan cinco y seis mil pesos mensuales con jornadas de 10 horas y a veces sin día de descanso u obreros que ganan tres mil o cuatro mil pesos por trabajar toda la semana, turnos de ocho horas y estar todo el día de pie. ¿Cuánto cree usted que gana una cajera de un Chedrahui, Soriana, WalMart o cualquier otro centro comercial?
Por Dios no hay que perder el tiempo y volvámonos huachicoleros, a todos nos irá mejor en este país en el que, como dice la politóloga Denise Dresser, parece que ya no importa crear emprendedores, sino proteger, mantener, alimentar y fomentar depredadores, delincuentes.
No nos engañemos, usted respetable lector, estará de acuerdo conmigo en que la pobreza no es una condición que obligue a delinquir. Conozco personas muy humildes pero ejemplarmente honestas, como muchos conocemos también a mujeres y hombres con mucho dinero y quienes son ladrones de cuello blanco, verdaderos hampones.
Anteriores gobiernos han procurado otorgar facilidades para que los emprendedores aperturen sus pequeños o micro negocios, vaya hasta los changarros de Fox, quien dentro de todas sus loqueras ha dicho algo sensato.
El ex presidente hizo una suma muy sencilla: si un padre de familia trabaja de pipero y gana 28 o 30 mil pesos mensuales, la mamá se vuelve huachicolera y para sacarla del negocio el gobierno le da ocho mil pesos mensuales, más dos hijos Ninis que acumulen siete mil 200 pesos al mes, dan un gran total de hasta 45 mil 200 pesos mensuales por familia.
Con este programa anunciado por el gobierno federal, se beneficiará a “huachicoleros” menores de los municipios de Tuxpan, Poza Rica, Tihuatlán, Cazones, Papantla, Coyutla y Coahuitlán.
Un viejo proverbio chino habla de no dar pescado, sino de enseñar a pescar y bajo esa filosofía nuestras autoridades ya deberían saber que lo que están haciendo es como correr a ciegas en un campo minado, darle dinero a todo aquel que cause lástima y estire la mano podría no ser la mejor opción, pues de pronto nuestros jóvenes podrían estar ante el dilema de pensar, “si estudio y luego trabajo podría ganar entre 4 y 5 mil mensuales, en cambio, si ni estudio ni trabajo, recibiré tres mil 600 pesos cada mes y sin ningún esfuerzo”. ¿Qué opción cree usted que elegirían?
Ahora resulta que a los empleados del Sistema de Administración Tributaria (SAT) les quitaron su empleo sin derecho a liquidación, porque hay austeridad, pero no hay austeridad para mantener a delincuentes y buenos para nada.
Si en la actualidad ya tenemos elevados índices de deserción escolar, que al rato a nadie le extrañe que nuestras ciudades se llenen de “Ninis” mantenidos por el gobierno y estemos condenados a la mediocridad. Dijera el gran Resortes, ¡ay maamaachitaaa, que miedo!
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