Unas semanas antes de asumir la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador propuso eliminar la figura de los delegados federales en las 32 entidades del país, lo que implicaba la desaparición de cuatro mil 600 plazas laborales entre delegados, subdelegados, jefes de departamentos de recursos humanos y de finanzas, coordinadores de área, directores y hasta personal de seguridad e intendentes, así como un ahorro mensual de 181 millones 622 mil pesos mensualmente en nóminas.
En lugar de toda esta estructura de gobierno habría un delegado plenipotenciario, que en el caso de Veracruz esta responsabilidad recae en la persona de Manuel Huerta Ladrón de Guevara, el mismo que mantiene una áspera relación con el secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos.
La propuesta de López Obrador para adelgazar la burocracia implicaba, léase, implicaba, porque al parecer todo quedó en una promesa, sólo falsa alarma, pues si bien es cierto que podría implicar un ahorro considerable en salarios y compensaciones, también es cierto que dejaría sin empleo a miles de mujeres y hombres, además de que bien que mal son excelentes agencias de colocación, sirven para pagar -con cargos- los favores políticos.
Pero el problema ya no es que desaparezcan o no, el problema que se vislumbran es que las delegaciones van a seguir operando, tanto así que incluso ya se prepara su reciclaje, pero me asusta la posibilidad de que allí coloquen a personajes de la peor calaña, verdaderos pillos, pájaros de cuenta, puros cartuchos quemados de la vieja guardia priista.
En completo sigilo, desde principio de enero destituyeron a Lorena Piñón Rivera como delegada estatal de la Secretaría de Relaciones Exteriores y hace un par de días trascendió de manera extraoficial que Jorge Tubilla Velasco e Israel García Iñiguez, delegados del IMSS en la zona sur y norte de Veracruz, respectivamente, habrían sido notificados que este 31 de enero sería su último día en el cargo y que tuvieran listos sus tiliches para desocupar las oficinas.
Al menos para la delegación sur del IMSS, suena fuerte el nombre de Martín Gaudencio Cabrera Zavaleta, considerado por muchos como uno de los dos peores y más corruptos alcaldes de Orizaba, el otro habría sido el “chueco” Armando Ruiz Ochoa.
De las tropelías, derroches, abusos de autoridad y bacanales que se le atribuyen a Ratín, perdón, perdón, perdón, me equivoqué, quise escribir, Martín Cabrera Zavaleta, se han escrito páginas y más páginas oscuras.
Tales eran sus dispendios, que en alguna ocasión, muy amoroso, le llevó serenata a su esposa con motivo de su aniversario de bodas y eso no tendría nada de extraordinario de no ser porque contrató al afamado trío Los Dandy´s para cantar al pie de la alcoba de la madre de sus hijos. Así de hipócrita y falso era su amor, poco después Martín fue detenido por la policía orizabeña acusado de escandalizar en la vía pública y por golpear al parecer a su amante en turno, aunque pagó una multa y lo liberaron.
Después, el munícipe volvió a pisar la cárcel tras ser detenido por agentes de la Policía Ministerial acusado de abuso de autoridad en agravio del patronato de la Feria Expori, acusado por la directiva del patronato de dicho evento, de haberles cerrado la taquilla arbitrariamente y causarles daño económico.
Las cifras reveladas luego de su administración hablaron de adeudos que heredó a sus sucesores por alrededor de 50 millones de pesos, pero no fue a parar a la cárcel por la protección que le brindó Fidel Herrera Beltrán.
Bajo sospecha de estar involucrado en otro tipo de actividades ilícitas, estuvo bajo investigación por parte de la Procuraduría General de la República (PGR). El caso de Cabrera Zavaleta es similar al del ex alcalde de Pajapan, Vidal Hernández Martínez quien fue un tema de escándalo porque apenas salió de prisión y algún estúpido funcionario lo nombró coordinador en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV).
En términos de la politóloga Denise Dresser, la doctrina de corrupción de Martín Cabrera podría resumirse en 10 mandamientos: 1) Amarás al hueso sobre todas las cosas, 2) Tomarás el nombre de la democracia en vano, 3) Santificarás las fiestas patrias y tomará un puente cada vez que puedas para aprovecharlas, 4) Honrarás a los líderes de tu partido, ya que ellos te dieron vida política, 5) No matarás la gallina de los huevos de oro, por ello no apoyarás iniciativas para recortar el presupuesto, 6) No cometerás actos impuros como denunciar la compra de votos en el congreso, viajes, sobornos e iniciativas negociadas, 7) No robarás tanto como para generar sospechas, 8) Darás falso testimonio y mentirás siempre a los medios, 9) No consentirás pensamientos ni deseos impuros como aspirar a un estado y a un país mejor y 10) Codiciarás los bienes del Estado y te los embolsarás cada vez que te den una oportunidad.
Dice un dicho popular: “quieres conocer a un pendejo, sólo dale tantito poder” y es que Martín Cabrera enloqueció, nunca había tenido y cuando tuvo se perdió. Reitero, fueron empresas fantasma, facturas apócrifas, nepotismo, derroche, alcohol, prostitutas, cómplices amigos, deudas, deudas y más deudas fue su herencia.
Ya les pasó con el ex alcalde de Pajapan, en verdad Manuel Huerta Ladrón de Guevara, Eric Cisneros Burgos y Cuitláhuac García Jiménez, ¿están dispuestos a correr el riesgo de darle poder al repudiado y odiado ex alcalde orizabeño?, ¿se atreverán a jugar con pólvora, cuando en el estado saltan chispas por doquier? Las necedades cuestan caras, si es así, que con su pan se lo coman y que a los derechohabientes del Seguro Social los agarre confesados, porque quizá en poco tiempo no haya ni para aspirinas.
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