Inseguridad y desconfianza en el colectivo social, mientras el gobierno pierde frente a la delincuencia

Desde mucho antes de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, incluido el primer semestre de la actual administración, la sensación de peligro, riesgo o desconfianza, se percibe por todas partes; y es porque la seguridad pública ha perdido frente a la delincuencia, la oportunidad de enfrentar a los transgresores de la ley con todos sus recursos.

Esto limita cada vez más la actuación de sus subordinados, al grado de tolerar la desobediencia civil soportando agresiones a los efectivos policiacos, provenientes de grupos entre los que se advierten mujeres y niños unidos en contra de la autoridad.

Otros reportes que se publicitan en redes sociales y por parte de compañías turísticas y de negocios, alertan sobre la incidencia de homicidios dolosos y feminicidios, secuestros, asaltos, robo con violencia, extorsiones y trata de personas, que han convertido al país de ser un lugar con atractivos turísticos y de descanso, en una zona de alto riesgo donde se cometen a diario delitos de alto impacto.

La pregunta de quienes se atreven todavía a vivir y trabajar en México es para los Gobiernos Federal, de los Estados y Municipios, sobre ¿que se está haciendo para combatir a la delincuencia y acabar con la inseguridad? Y la respuesta se queda en el aire, porque que no cesa en las grandes metrópolis y menos en las zonas rurales donde la ausencia policiaca ha orillado a la población a hacerse justicia por propia mano, mediante linchamientos y asesinatos colectivos.

La tan discutida Guardia Nacional, todavía no entra en operación en todo el país, porque desde el 1º de diciembre pasado a la fecha actual, las discusiones estériles se apoderaron de senadores y diputados olvidadizos, de su compromiso social y de la representación popular, tanto que no recuerdan que los senadores representan a las entidades federativas y los diputados al pueblo.

Y por más que el pueblo sufra la inseguridad y los estragos de la delincuencia, al día de hoy sigue sin resultados la operación táctica policial de la guardia nacional, permitiendo que con toda impunidad la delincuencia le siga ganando la guerra al gobierno mexicano.

Si las autoridades del ramo resultan incompetentes, más valdría que optaran por la renuncia al cargo en medio de la graciosa huida, que refugiarse en sus cuarteles, en lugar de una apasionada entrega en favor de los mexicanos.