La designación de Héctor Yunes Landa como candidato a gobernador en 2016 “fue verdaderamente un chiste”, afirmó el ex gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Al estrenarse como columnista, el ex mandatario estatal actualmente internado en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, comentó que Yunes Landa no se dejó ayudar por las estructura de los funcionarios duartistas, que los excluyó, y esa fue una de las razones –dijo- de la derrota de quien ahora es diputado federal del PRI.
En su columna que lleva por nombre “La verdad nos hará libres” y con el título “El PRI azul”, Duarte de Ochoa subrayó “que no obstante todos los triunfos electorales que durante mi administración el PRI había logrado, no me tomaron en cuenta y yo por disciplina partidista acepté sin chistar la decisión que había sido tomada por el Presidente, evidentemente influenciado por su Secretario de Gobernación”.
A continuación, fragmentos del texto del ex mandatario estatal:
“No obstante lo anterior, yo percibía que la popularidad tanto del Presidente Peña, como la mía iba en decadencia, por un lado los ataques que Enrique Peña Nieto recibía por su empeño en sacar adelante sus reformas estructurales sin importar nada más, le costaron muchas concesiones a la oposición y un detrimento en la imagen suya y de su gobierno; y por otro la campaña de ataques diseñada por Osorio y Yunes en mi contra me generó un desgaste mayúsculo, por lo que en noviembre de 2014 hice el movimiento estratégico más importante durante mi administración.
Al percibir el ambiente adverso que se veía venir aproveche un momento de euforia del Presidente Peña Nieto, veníamos de concluir con éxito la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, -sin un solo incidente y en medio de la mayor crisis del anterior gobierno federal, la matanza en Iguala, Guerrero de los 42 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa-, ahí fue donde al pie de la escalera del avión presidencial efectúe mi movimiento en el tablero de ajedrez, le propuse al Presidente reformar la Constitución local para homologar el calendario local con el federal, lo que significaba que la próxima administración estatal sería de 2 años.
¿Porqué lo hice? Primero, porque uno de los temas con los que más batallé durante mi gobierno es que los intereses federales eran distintos a los intereses locales dado que cuando un gobierno iba iniciando el otro iba prácticamente a la mitad ya y eso iba en detrimento de la sociedad veracruzana al no contar con los apoyos ni los recursos públicos necesarios que Veracruz requiere; y Segundo, porque advertía una posibilidad muy factible de derrota electoral por las razones anteriormente ya descritas (lo cual sucedió).
El Presidente Peña no pudo decirme que no ya que en ese momento estaba muy agradecido y comprometido conmigo por el espaldarazo que le acababa de dar con este evento, fue una bocanada de oxígeno puro para él la Cumbre, y me dijo que era mi responsabilidad Veracruz y que si yo así lo consideraba él no iba ser un obstáculo, aparte de que estaba en mis facultades constitucionales poderlo hacer. Por lo que esa misma noche convoque en Casa Veracruz en Xalapa a mi Secretario de Gobierno, Erick Lagos, a mi Coordinador de Comunicación Social, Alberto Silva, y un gran amigo a quien quise mucho, líder y maestro, mi Coordinador, el Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Estatal, Juan Nicolás Callejas Arroyo, que en paz descanse, ahí diseñamos la estrategia que implementaríamos a primera hora de la mañana del día siguiente, para evitar cualquier contra orden.
Muy temprano mi Secretario Particular, José Ramón Cárdeno Shaadi, entregó al Congreso del Estado la iniciativa de reforma a la Constitución Política del Estado que ya tenía lista y que iba en absoluta armonía con la reforma constitucional federal en la materia, el Maestro Juan Nicolás Callejas estaba ya esperándolo en su oficina y al mismo tiempo Alberto Silva convocó a una conferencia de prensa en donde Erick Lagos dió cuenta a la opinión pública de los alcances de esta iniciativa a través de un documento que redactamos cuidadosamente esa misma noche, y exactamente así sucedió.
Cómo era de esperarse fue una bomba, y más tardó Erick Lagos en terminar de dar su mensaje que los Yunes en volverse locos, los dos Yunes “priístas” se rasgaron las vestiduras porque evidentemente ambos querían ser mi sucesor y no de dos años, ellos querían ser Gobernador de seis años, su miopía política no les permitía ver en ese momento que el PRI iba en caída libre y que una alianza opositora fraguada desde el altiplano era prácticamente imposible de derrotar, pero el Yunes perverso, el “panista”, de inmediato se puso en contacto con el Secretario de Gobernación para acusarme por esta acción legal que estaba haciendo con la finalidad de que Osorio me obligara a retractarme.
Y así fue, ese mismo día fui citado en las oficinas particulares del Secretario de Gobernación, ahí cómo si fuera un niño de primaria a quien su maestro le llamara la atención fui reprendido por Osorio Chong, se dolía que lo había brincado y que todo lo que tuviera que ver con las entidades federativas tenía que pasar por él, a lo que yo le respondí que mi jefe político era el Presidente Peña, que yo era Gobernador y que entendía de formas, que no actúe sin pedir autorización del jefe de las instituciones y que si el Presidente no le había dicho a él no era un tema mío, y que lo hecho, hecho estaba y que no me iba a echar para atrás, fue una reunión muy ríspida, recuerdo que me acompaño el ex Gobernador José Murat, yo en mi interior sabía que si mi relación con Osorio estaba rota por Yunes a partir de ese momento ya iba a pasar a ser en abierto un enemigo de él.
Los Yunes patalearon (los tres), hicieron conferencias de prensa, intentaron persuadir a los diputados locales a votar en contra, -dato curioso al que me costó más trabajo convencer de esta iniciativa de reforma fue al entonces diputado priísta Ricardo Ahued, hoy destacado morenista, siendo su actual partido el más beneficiado con esta acción legislativa-, inclusive presentaron una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación la cual evidentemente no prosperó, sin embargo este fue el punto de quiebre de mi situación personal política.
A partir de este momento la estrategia Osorio-Yunes cambió, se dieron cuenta que desde afuera iba a ser muy difícil derrotarme dado el control político que tenía en el estado, si Miguel Ángel Yunes iba a ser Gobernador y el principal operador de Osorio Chong a la Presidencia de la República, tenían que golpearme desde adentro y esta reforma era la oportunidad idónea.
Osorio Chong tripuló a Héctor Yunes convenciéndolo en que tuviera un discurso crítico y agresivo contra mí, su argumento era que la única posibilidad de ganar iba a ser si se deslindaba de mí (lo cual era una sandez inmensa ya que mi gobierno y yo representábamos al priísmo) al tiempo que le dijo que era su candidato a la gubernatura de Veracruz, lo cual era evidentemente una trampa en la cual ingenuamente Héctor cayó no obstante que yo se lo advertí en repetidas ocasiones.
A Pepe lo disciplinaron desde el centro, su amigo Luis Videgaray habló con él y con eso tuvo para no insistir más en su aspiración gubernamental en el 2016, le vendieron el 2018, lo que no sabía es que Osorio y Yunes Linares tenían otros planes para esa elección (el chiquiyunes).
La designación de Héctor a la candidatura fue verdaderamente un chiste, no obstante todos los triunfos electorales que durante mi administración el PRI había logrado, no me tomaron en cuenta y yo por disciplina partidista acepte sin chistar la decisión que había sido tomada por el Presidente, evidentemente influenciado por su Secretario de Gobernación.
A partir de ese momento mi prioridad era mi supervivencia, sabía que tenía frente a mí a dos enemigos mortales y no tenía a ningún aliado que pudiera hacerles contrapeso, creo que yo estaba más interesado en que Héctor ganara la gubernatura que él mismo a pesar de su discurso contra mi administración y contra mí.
Me reuní con todo mi equipo y les pedí en reiteradas ocasiones en que cerraran filas con Héctor que nuestro futuro personal y el de nuestras familias dependían de su triunfo, sin embargo muchos no lo entendieron y se dejaron llevar por el discurso hiriente y golpeador que Héctor tenía contra nosotros y algunos en el mejor de los casos no hicieron nada por ayudar al candidato priísta.
Aparte de que todo mi equipo y la estructura que había venido ganando las elecciones, prácticamente en la última década, fue excluida por el propio equipo de Héctor, y al sentirse relegados no hicieron nada por ayudar a la victoria”.
“(…) Así fue como inicio una campaña sin pies ni cabeza, desangelada, sin emoción, en Veracruz en el 2016, siendo la única estrategia del candidato priísta golpear al gobierno priísta en el poder, sin dejarme opinar, recuerdo un episodio cuando me pidieron que no asistiera a la toma de protesta del candidato en el WTC en Boca del Río, y mis colaboradores y mi propia gente al enterarse que no iba a asistir determinaron tampoco ir, y ya fue cuando vieron que nadie representativo iba a estar en el evento que me pidieron que por favor asistiera.
Durante toda la campaña fuimos excluidos de las reuniones de estrategia, vaya no existíamos para ellos.
No obstante lo anterior mi interés era que Héctor ganara y no por él por ¡mi!, sin embargo sabía que era imposible la victoria, era el PRI contra el mismo PRI, y el resultado fue inevitable.
Lo demás ya es historia, vino la persecución, el linchamiento y la carnicería. (Materia de otro relato)”.




