La renuncia de Pedro Salmerón Sanginés; fue por imprudente

Tal vez pensó el ex director general del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, que sus comentarios en Twitter no causarían el revuelo suficiente para aceptar su in voluntaria renuncia al importante cargo que desempeñaba. “No se adelanten. No he renunciado”, alcanzó a decir antes de que formalizara su separación de la Dirección del INEHRM, solamente “la he puesto sobre la mesa”.

La Secretaria de Cultura de AMLO, fue rebasada por el reconocido historiador Salmerón, quien seguramente confiaba en que el Presidente no aceptaría su dimisión. Luego se supo que el texto de cuatro cuartillas de la renuncia aludida, no contenía ninguna retractación y que en ese documento, el historiador reconocía “el valor y decisión para transformar a México” de López Obrador. Agregando una descalificación y rechazo a la “derecha de talante fascista”.

Se olvidó Salmerón, que tanto en lo público como en lo privado, “el hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras” y que la muerte del empresario Eugenio Garza Sada ocurrida en septiembre de 1973 dejó en la orfandad, no solo a sus hijos, sino también a todos los empresarios de este país, quienes lo consideraron su líder y el ejemplo a seguir al hombre que a pesar de su riqueza tuvo siempre un comportamiento humano para tratar a los demás.

Garza Sada, además de hombre honorable y trabajador, consolidó el emporio de la Fundidora de Monterrey y de la Cervecería Cuauhtémoc de México, además de haber sentado las bases y aportado capital, para la construcción y operación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Durante 46 años el culto a la personalidad y al ejemplo de vida de don Eugenio Garza Sada, fue alentado por las organizaciones del sector privado, empresarios nacionalistas que a pesar de los vaivenes del gobierno, no han dejado de invertir su dinero en nuestro país.

Decir a casi medio siglo de haber ocurrido el proditorio asesinato del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, que sus asesinos “fueron jóvenes valientes” resulta inoportuno, fuera de tiempo y solo despierta el encono de quienes están en contra del gobierno de la Cuarta Transformación. Por ello la expresión del Presidente, en el sentido de que Pedro Salmerón “es mejor historiador que funcionario” tendría que haber sido acompañada de una disculpa pública a la familia de don Eugenio y a los grupos y cámaras empresariales agraviados.