Durante la conferencia mañanera de ayer, el canciller Marcelo Ebrard, hizo gala de sus
conocimientos sobre la diplomacia y el Derecho Internacional que regula la extraterritorialidad de
Embajadas, consulados, bases militares y embarcaciones que navegan con bandera de México en
aguas internacionales.
Para el Derecho Internacional, los inmuebles que ocupan las embajadas constituyen una extensión
territorial del país que representan, contando con la inmunidad y exención que impide la
detención o sustracción de personas que se encuentren en su interior, y en condiciones similares
esa protección se extiende a los consulados, bases militares y buques.
Lo anterior comprende también el espacio aéreo y el respeto a los Derechos Humanos de quienes,
por la razón que sea, se encuentran en el interior de las aeronaves y embarcaciones; lo que
significa que no podrán ser detenidas las personas que se encuentren a bordo de transportes
aéreos de otras nacionalidades diferentes a las de el país anfitrión. La tarea del embajador o
representante diplomático mexicano, será exigir seguridad para los nacionales y extranjeros que
hayan logrado resguardarse en esa representación.
Mal se ve la presión que ejerce el gobierno Boliviano, al rodear permanentemente con vehículos
de la Policía la sede diplomática de México y peor aún se califican las filtraciones a la prensa del
gobierno que derrocó a Evo Morales, en el sentido de estar dispuestos a derribar cualquier
vehículo aéreo con el que se pretenda poner a buen resguardo a los refugiados ex miembros del
gobierno que encabezó el defenestrado gobernante boliviano, con el pretexto de las órdenes de
aprehensión que se dictaron en su contra.
Se ve bien la mesura con que se ha comportado el Presidente López Obrador, al no responder los
ataques a su persona, de quienes lo critican y acusan de ser patrocinador y protector del
derrocado presidente boliviano. Es de reconocerse y admirarse, porque otro en su lugar ya habría
puesto en su sitio a quienes lo calumnian y difaman sin sustento.
Por otra parte, no cabe duda que “el carnal” Marcelo, juega bien su papel de Canciller y suma
voluntades a su favor para que llegado el momento, encuentre despejado el camino de la sucesión
presidencial del 2024. No se ve ninguna otra figura con la preparación, experiencia y el peso político, para rebasar al Secretario de Relaciones Exteriores en el handicap presidencial.





