La última encuesta que presentó el INEGI en mayo del año pasado, reveló que de los 125 millones de habitantes que tiene México, el 51 % son mujeres y el 49 % son hombres; de manera que la simple mayoría, haría ganar a las mujeres si el Estado sometiera a consulta pública, sus principales programas a ejecutar por el gobierno.
Pero no solo es la numeralia la que tendrá que decidir en favor del feminismo, serán la justicia y la razón, los elementos que tendrá que aplicar el gobierno de la republica, las entidades federativas y los municipios, para resolver la crisis que se vive en el país, debido a la violencia machista, que no tiene ninguna justificación para agredir y privar de la vida a las mujeres.
Se ha registrado un machismo en el trato a las féminas, que va desde los piropos groseros e insultantes, hasta el acoso y persecución, partiendo de la crítica por su forma de vestir y su comportamiento social, que no es aceptado por el común de los machos mexicanos; a ello se agrega la adicción a las drogas, al alcohol y a la criminalidad que padecen muchos hombres, el riesgo por la inseguridad aumenta; y con el tránsito nocturno, la utilización del transporte público y el caminar, resulta peor y puede ser lo último que realice la mujer antes de ser ultrajada y asesinada.
Las manifestaciones públicas, marchas y plantones de las mujeres mexicanas durante la celebración del día internacional de la mujer, dieron muestra clara de la fuerza numérica y moral que representa el feminismo, cuya organización en las magnas concentraciones de la capital del país y de las entidades federativas, seguramente darán frutos a muy corto plazo, para que las autoridades de todo nivel, cumplan con su deber de proteger a las mujeres, impidiendo que “ni una más” sufra la violencia de género en ningún grado.
El estribillo impuesto por las feministas en todas sus manifestaciones, que señala que “el Estado represor, es un macho violador” resulta contundente para que de una vez por todas, se unifique la legislación que sanciona el machismo en las 32 entidades federativas y se acabe con el cancer social que amenaza con dañar a las instituciones y desaparecer la tranquilidad y la Paz social.
Acabar con la violencia cotidiana es la meta; las mujeres repudian el patriarcado y exigen garantías para vivir libres de violencia y el Estado debe responder de manera efectiva, favorable y urgente a dichas exigencias.





