En cada suceso inesperado, se descubren los despojos del Gobierno

El terremoto del 19 de septiembre de 1985, que dejó un fétido olor a muerte y destrucción, cuyos números finales de personas fallecidas y otras desaparecidas, nunca se supo con certeza, quedó como una mancha indeleble para el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado. La práctica viciosa de la burocracia mexicana, de ocultar y maquillar los cómputos finales que revelan saldos negativos dolosos o culposos por los que nadie responde, sirvió de pretexto para desinformar al pueblo sobre la magnitud de lo ocurrido.
Hasta entonces se desconocía en México, la cultura de la protección civil, sólo superada en esos momentos de angustia, por la solidaridad de la sociedad civil que se volcó al rescate de los damnificados y se desprendió además, de parte de su patrimonio para cobijar a quienes perdieron familia, vivienda y empleo. 32 años después otro fatídico 19 de septiembre pero de 2017, la tierra volvió a temblar causando graves daños en el centro de la CDMX y aún con el retraso para acudir a la zona siniestrada, por parte del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, nuevamente el sentimiento de hermandad de nuestros connacionales, sirvió para paliar el dolor de los afectados.
Mientras en 1985 el número de personas muertas y desaparecidas se estimó en miles, en al año 2017 el gobierno reconoció un saldo de 369 muertos y 228 víctimas.
El descubrimiento del coronavirus en Wuhan, China el pasado mes de diciembre y su inédita y total propagación en todo el mundo, exhibe nuevamente a nuestro gobierno, con un sistema rudimentario y pobre de salud pública, que ha obligado al gobierno en funciones a pedir apoyos de los empresarios “dueños de México” y a reorientar el gasto público para contratar personal médico, comprar equipo, instalar improvisados hospitales y adquirir los medicamentos necesarios para atender la pandemia del Covid- 19.
El doctor Hugo López Gatell, nos alerta que el pico de la transmisión por contacto, de persona a persona, está en pleno apogeo y que la cuarentena y la inactividad laboral tendrá que seguir, para que el número de muertos no rebase a las cifras de defunciones reconocidas por Estados Unidos, China, Italia y España, por solo citar a las naciones más afectadas.
Con la 4T se esperaba la transformación del viejo y corrupto sistema político mexicano, que por lo visto continuará operando con despojos del personal burocrático viciado que seguirá medrando con las necesidades del pueblo.