Científicos de todo el mundo están trabajando arduamente para desarrollar una vacuna para el SARS-CoV-2, pero hay mucho por hacer. Un equipo en Oxford dirigido por la profesora Sarah Gilbert, el profesor Andrew Pollard, la profesora Teresa Lambe, el doctor Sandy Douglas y el profesor Adrian Hill se encuentra trabajando ya en las pruebas clínicas, por lo que prevén que pueda estar disponible para septiembre.
La investigación, liderada por el Grupo de Vacunas de Oxford y el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford, se sirve de un vector de vacuna de adenovirus de chimpancé (ChAdOx1) como la tecnología más adecuada para una vacuna de SARS-CoV-2, «ya que puede generar una fuerte respuesta inmune de una dosis y no es un virus replicante, por lo que no puede causar una infección continua en el individuo vacunado».
Además, el grupo de investigación sostiene que si su vacuna prospera, sería apta para niños, personas mayores o personas con afecciones preexistentes como diabetes.
El proceso para obtenerla será así: primero, será aislada la llamada proteína ‘spike’, que es la llave que el virus necesita para entrar en la célula, para replicar su material genético e insertarlo en un virus similar al de una gripe. Este virus con la proteina ‘spike’ se introducirá en el organismo humano para que se active el sistema inmunitario y se generen anticuerpos.
Más de 500 personas, según la Agencia Efe, se han ofrecido voluntarias para someterse a estos ensayos clínicos. Todas son personas sanas, a las que se les hará una prueba para comprobar que no tienen anticuerpos previos, y serán aisladas en una zona específica, sin contacto con el resto del país.
Estarán controladas en todo momento por expertos, científicos y médicos, que observarán cómo reaccionan al fármaco y obtendrán datos para después elaborar informes sobre la respuesta de su organismo.
Si esta primera fase da buenos resultados, el grupo de investigadores se plantea administrar las dosis en septiembre, todavía en fase experimental, a los sectores más expuestos, como profesionales sanitarios y fuerzas del orden, mientras que se seguirían practicando los últimos ensayos previos a ser reconocida por las autoridades médicas competentes.
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