Nos guste o no, la historia la escriben los vencedores

El estilo personal de gobernar que identificó el maestro Daniel Cosío Villegas, sirvió para recopilar el papel trascendente de los gobernantes, quienes por lo general aborrecen a sus antecesores y en lo particular, marcan la línea para que sus seguidores difundan las cualidades y “virtudes”, tan escasos en el hombre político, pero que siempre son atribuidas a quien está en la cúspide del poder.
Un ejemplo vivo de la fama (buena o mala) con la que se identifica a quienes han desempeñado el cargo de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, es Vicente Fox Quesada, quien desaprovechó la oportunidad histórica de su vida y por ello fue estigmatizado como un gobernante mediocre y pusilánime.
Fox traicionó a sus votantes, porque jamás intentó el cambio democrático prometido en campaña; y como signo ominoso de corrupción, fue responsable de la 1ª fuga del narcotraficante Joaquín “Chapo” Guzmán, entonces se dijo que fue liberado del penal de Puente Grande, Jalisco, bajo circunstancias que implicaron la ayuda de influyentes políticos.
En 2006, el triunfador de la elección presidencial, resultó ser Felipe Calderón Hinojosa, acusado desde entonces, de pactos en lo “oscurito” con Elba Esther Gordillo y Josefina Vázquez Mota; así como también, señalado por corrupción al amparo del poder, convirtiéndose en un magnate multimillonario. Su adicción al alcohol lo hizo depender en muchas decisiones inherentes a su cargo, de sus propios colaboradores Juan Camilo Mouriño, Germán Martinez y Genaro García Luna.
Vale la pena recordar que en el año 2000, Fox logró 16 millones de votos, suficientes para derrotar al PRI y sacarlo por primera vez de Los Pinos. En 2006, Calderón obtuvo 15.20 millones de votos, y los escollos que le heredó Fox, lo animaron a buscar trascender mediante el combate a los narcos y bandas del crimen organizado declarando la fallida “Guerra contra las Drogas”, que resultó ineficaz y con un saldo sangriento estimado en miles de muertos y desaparecidos.
Enrique Peña Nieto, obtuvo 19.2 millones de sufragios en 2012, y por su parte, Andrés Manuel López Obrador, logró 30.11 millones de votos, en la pasada elección que le abrió las puertas del Palacio Nacional para ejercer el honroso cargo de Presidente .
Gobernar hoy, es más complejo y difícil que en otros tiempos; cumplirle al pueblo en las materias de seguridad, economía y salud, constituyen la prueba de cómo se recordará el gobierno de AMLO en un futuro.