No se sabe a ciencia cierta con qué fines aviesos alguien (¿o algunos?) inocularon la especie, pero lo cierto es que Rafael Hernández Villalpando mejor se desmarca y pinta su raya: falso de toda falsedad -como dicen los abogados- que pretenda ser suplente de Ricardo Ahued, ni mucho menos relevarlo en caso de que éste emprenda el vuelo en pos de futuros proyectos.
Rafael está avocado sólo en lo suyo, que es buscar reelegirse como diputado federal y tan, tan.
Ahora sí que se cumple aquella frase que dijo alguna vez un priista: suplente, ni de Dios.