Es tan fino y delicado, que Fito Mota tenía en la SEV a un chef al que le pagaba la nada despreciable cantidad de 100 mil pesos mensuales.
Siempre de gustos exquisitos, el entonces servidor público cargaba todo a cuenta de la secretaría.
Y si había que regalar -por ejemplo- computadoras para conseguir votos, pues de igual forma se facturaba a nombre de la dependencia. Si Zenyazen hiciera una auditoría al inventario de bienes muebles de períodos anteriores, se iría pa´atrás.
Muchos artículos simplemente no existen y ni mucho menos hay actas en las que se hayan dado de baja esos activos, ya sea por descomposturas u obsolescencia.
Pero claro, los delitos ya prescribieron. Aunque por mera curiosidad, no sería mala idea meterle lupa, que al fin y al cabo es de momento una inmoralidad brutal.
Y aún así, Motita piensa seguir mamando de la ubre desde la Cámara Baja. Qué desfachatez.