+ Las universidades públicas atrapadas por sus muros de concreto.
+ A propósito de la UV y la UPAV y el Modelo Educativo Social Vasconcelista
Por Lenin Torres Antonio
Los jóvenes veracruzanos llegaban algunos acompañados con algún pariente o amigo, otros solos, al examen de admisión (selección) de la Universidad Veracruzana, todos con sentimientos encontrados, y comportamientos de denegación y contradictorios, la gran mayoría nerviosos, a la vez “optimistas” y “pesimistas” en ser seleccionados a través de baterías de exámenes de conocimientos y psicométricos que una empresa privada (CENEVAL ) desde hace años se encarga de aplicar, “evitando” de esta manera, el otrora manejo espurio y político a la admisión anhelada a la susodicha universidad pública del estado de Veracruz, que por cierto, junto con la UPAV, las únicas universidades públicas que en 200 años el estado de Veracruz ha podido ofrecer para la educación superior universitaria de los veracruzanos.
Enfrente de la unidad de ingenierías lugar asignado para aplicar el examen de admisión, muy temprano las universidades particulares montan sus estanterías y se prestan a entregar su publicidad para promover sus ofertas educativas a los futuros jóvenes que eufemísticamente son llamados “rechazados”, y que en apego a la verdad, simplemente no tuvieron la fortuna de ser aceptados y podríamos considereralos “los reprobados” de la selectividad de la UV; el ambiente se asemeja la imagen de aves de rapiña volando a la espera que muera algún desafotunado animal para bajar a devorarlo, deseo que anhela inconsciente o consciente las instituciones educativas particulares que sin ningún control de calidad pululan, en contraste, los jóvenes que hicieron el “examen de admisión” comparten un sentimiento de derrota y frustación al comprobar al poco tiempo en la publicación de los resultados de la selectividad que fueron “rechazados”, pensando desde que no fueron competentes, que no tuvieron los suficientes conocimientos, e incluso, que son tontos y que merecieron ser rechazados, entrando en depresión la mayoría, y otros más fuertes psíquicamente, se prestan a insistir (porque simplemenrte no tiene los recursos económicos para pensar en una opción particular) y esperar el próximo año para a aplicar el famoso “examen de admisión de la UV (las siglas de la Universidad Veracruzana)”.
La UV llamada “el alma mater” de algunos veracruzanos que tuvieron la oportunidad de estudiar una carrera universitaria en dicha universidad pública, entre ellos, su servidor que estudió la licenciatura en filosofía y la maestría en teoría psicoanalítica, fundada en septiembre de 1944, y que en sus 78 años de existencia todavía lucha por la excelencia académica y estar en el top ten de las principales universidades públicas de México, estando en la actualidad en el ranking de las 100 mejores universidades de nuestro país en el décimo lugar nacional y el quincuagésimo primero a nivel de américa latina (1), ranking que incluye a las particulares, y en la clasificación de universidades públicas conserva el 5 lugar. 78 años han transcurridos para que la UV esté dentro del top ten de las principales universidades de México, pero a nivel internacional, salvo la UNAM, tiene muy poco que decir como la mayoría de las universidades públicas de los países en “desarrollo” o despectivamente llamados del tercer mundo. Desafortunadamente por el crecimiento demográfico de Veracruz hace mucho tiempo la UV dejó de tener la capacidad para dar cabida a los jóvenes veracruzanos que deseen formarse profesionalmente en una universidad pública, por eso tiene que hacer ese proceso discriminatorio y obsoleto de selectividad a través de un “examen de admisión”.
El examen de admisión o selección conlleva una serie de realidades y reflexiones que no pueden pasar desapercibidas, por un lado, que el mismo proceso selectivo es discriminatorio, excluyente y desigual, además de antipedagógico, y por otro lado, refleja la incapacidad del estado mexicano de proporcionar educación superior gratuita y de calidad a las nuevas generaciones de mexicanos, y su nula visión de ver en la educación una prioridad para el desarrollo del país, lograr el bienestar de los mexicanos y resolver los graves problemas que vive México.
La educación en México está entre la espalada y la pared, por un lado, hay una acumulación progresiva de retrasos en todos los niveles educativos, y por el otro lado, no se cuenta con los suficientes recursos para invertir como se debiera en educación; en suma, vivimos en un país pobre sin perspectiva de futuro, y con hondas contradicciones que laceran la viabilidad de construir un estado modernos y próspero; las circunstancias políticas de decadencia, la psicología del mexicano, como los describían Samuel Ramos y Octavio Paz, nos dejan con espíritus débiles con profundos complejos, y la esperanza de apoyarnos en un nacionalismo que una a todas las clases sociales sobre el objetivo de ser un mejor país, son las pesadas cargas históricas que impiden regenerar el poder público para que apueste por la educación y la consciencia social.
No se quiere ver hacia otro lado, atrapados en las condiciones que nos imponen los procesos de globalización que apuntan a una única narrativa tramposa que no permite pensar diferente, y cuando se hace inmediatamente es aplastado por el control del sistema de explotación dominante.
En cuanto a la educación y “sus imposibilidades” y contradicciones, la clase de personas que ésta construye, limitada por esos rezagos educativos que siempre nos sitúan a la cola de la modernidad educativa global, y esto no es privativo de México, aunque esto no nos sirve como consuelo, porque nos sitúa en el mismo lugar; mirar hacia otros lugares es una opción inescrutable, diversificar la imaginación, aprovechar la inteligencia autóctona y retenerla para que contribuyan a cambiar esta penosa realidad es el reto de nuestros tiempos; que bien podríamos nombrarla la era de la insurrección de las conciencias dormidas.
Si bien no se tiene el dinero para construir físicamente universidades, y hay una realidad insoslayable de rezagos educativos en todos los niveles, bien podemos entender que la masificación de la educación puede darse con calidad, haciendo realidad el sueño vasconcelista de llevar la educación a los pueblos de México, en ese tiempo, el ilustre José Vasconcelos comenzó llevando bibliotecas, y ahora nosotros en Veracruz, en plena era digital, y con la experiencia que hemos obtenido, obligados por la pandemia del coronavirus, a usarla de forma prioritaria la virtualidad, antes en Veracruz se experimentó un modelo educativo popular (social) que ha permitido llevar la educación superior a todos los rincones del estado de Veracruz, concretándose institucionalmente con la creación por decreto de ley 276 la Universidad Popular Autónoma de Veracruz UPAV.
Mirar hacia otras alternativas de modelos educativos sociales (antes marginales) esto no implica improvisación, sino aprovechar lo que se tiene y con ello construir, como fue el caso de la UPAV, cumpliendo la siguiente hoja de ruta, primero, para crear una oferta educativa de educación superior se necesita personal docente calificado que tenga acreditada formación de educación superior, esto se subsanó con una gran cantidad de jóvenes egresados de universidades, normales y tecnológicos que no tenían fuentes de trabajo; asimismo, en segundo lugar, se necesitó un lugar donde ocurra la enseñanza-aprendizaje, en todos los estados de México, los fines de semana existen instalaciones de primarias, secundarias y bachilleratos que pueden ocuparse para la educación superior, al principio la UPAV se sirvió de esas instalaciones, en tercer lugar, cumplir con los requisitos de programas y planes de estudios que pide la dirección general de profesiones de la Secretaría de Educación Pública para validar los estudios de las ofertas educativas, cumpliendo en tiempo y forma la UPAV para darle certidumbre legal a los estudios que oferta, y en cuarto lugar y por último, se legalizó la UPAV a través de un ley de creación 276.
Este modelo educativo social de la UPAV ha sido la alternativa para masificar la educación superior, y en coordinación con el aparato productivo incidir en el desarrollo regional de Veracruz, llevando la educación superior a todo el estado de Veracruz, como lo ha hecho la UPAV, con su modelo educativo constructivista auto organizacional y auto financiable, que en su momento vino a apoyar el déficit en educación superior que tenía el estado de Veracruz, logrando en su momento culmen tener más de 70000 alumnos en los municipios de Veracruz, desde Las Choapas hasta Panuco.
Pero este modelo educativo vasconcelista no ha sido aprovechado en su totalidad como una opción para masificar la educación superior en México, y mucho menos, en el caso de la UPAV, apoyada con ingresos federales como cualquier universidad pública para elevar la matricula y subsanar elementos necesarios que necesita por su naturaleza semipresencial, y en estos tiempos, por la pandemia del coronavirus, virtual, como construir bibliotecas virtuales, u apoyar el trabajo solidario de miles de docentes elevando sus gratificaciones, etc..
Pongo de ejemplo para entender lo bondadoso que es este modelo educativo social de la UPAV, el tema del presupuesto (2022), la Universidad Veracruzana ejerce 8,279,325 millones de pesos de presupuesto federal y estatal para atender a 79,617 alumnos, y la UPAV teniendo sólo apoyo del ejecutivo del estado de Veracruz, ejerce 37,903,236 millones, más 180,000,000 millones de ingresos propios por cuota de recuperación, dando un total de 217,903,236 de pesos para atender a 40,268 alumnos. Por lo que, si la UPAV recibiera un presupuesto muchisimo menor que la UV de ingresos estatal y federal podría ofrecer educación media superior y educación superior gratuita a miles de veracruzanos, dirigidos principalmente a los jóvenes pobres y a la clase trabajadora de Veracruz.
Por cierto, la opción es esta clase de modelo educativo social de la UPAV dinámico y movible, auto organizacional constructivista, que tenga como su eje trasversal la solidaridad, la voluntad, y la consciencia social, elementos ausentes en este México post revolucionario. Incluso las universidades públicas como la UV deben apuntar hacia esde modelo educativo social, y acrecentar su capacidad de matricula, y aprovechar los años que tiene de contar con un cuerpo docente de calidad, desperdiciado y limitado por la condición estática de una universidad pública atrapada por sus muros de concreto.
El derecho a la educación superior, y la responsabilidad que tiene el estado en proporcionarla, no debe quedar en letra muerta, por eso es importante voltear a otros modelos educativos sociales como el caso UPAV, y convertir ese derecho a la educación superior en letra viva y la educación como la única herramienta para la libertad y el desarrollo de México.
La escena trágica del examen de admisión, a parte de acarrear baja autoestima a los jóvenes, quienes incluso no saben que aun habiendo pasado el examen, este no garantiza la admisión a la oferta educativa de educación superior a la que aspira, pues esto depende de la capacidad que tenga la UV para dar cabida a determinado número de alumnos, así que puede darse el caso que con una capacidad de 500 alumnos de X oferta educativa, aun habiendo 600 alumnos obteniendo calificación de excelencia de 10, queden fuera 100 alumnos, y el criterio de selección sea el orden alfabético del nombre de los alumnos.
La selectividad es un anacronismo discriminante, por lo que ni discriminados ni excluidos, deben ser aceptados todos y graduarse todos si queremos construir una mejor sociedad y aspirar a un mundo mejor, no nos olvidemos que la educación tanto nos puede hacer libres como esclavos de la mediocridad.
1).-La edición 2021 1.2 beta de la clasificación internacional de universidades webometrics.
Mayo 2022