José Luis Enríquez Ambell
Recientemente la señora Contralora General de Veracruz, doña Mercedes Santoyo Domínguez, habló de presuntos casos de acoso sexual por servidores públicos.
Empecemos por conceptualizar el acoso sexual: Lo que es cualquier conducta inapropiada por parte de un emisor y no deseada por la persona a la que va dirigida, ya sea porque la ofenda o la humille.
Puede incluir avances o gestos físicos, solicitudes de favores con comentarios, bromas, insinuaciones o alguna otra forma contraria a los valores.
Cuando se da en el contexto laboral este comportamiento tiene el efecto de producir miedo, o depresión en el trabajador, ya que muchas veces se involucran relaciones de subordinación que hacen temer a la persona asediada la pérdida del empleo por diversos motivos que aparentemente se derivan de la falta de rendimiento, pero que en realidad encubren una agresión por no aceptar.
En este tema se piensa, no sin razón, y casi siempre, en las mujeres, pero estas conductas inapropiadas no distinguen sexo o edad determinados.
Por otra parte, es frecuente que los afectados no denuncien por temor a ser estigmatizados o revictimizados y porque tampoco es fácil comprobar fehacientemente las condiciones específicas del acoso.
A pesar de estas dificultades es un fenómeno que se debe enfrentar en busca de abatirlo y desterrarlo, pues en lo mediático, la Comisión Estatal de Derechos Humanos y en los medios no se resolverá.
Entre otras instancias, las Unidades Administrativas de las dependencias y a través de Recursos Humanos deben asumir mayor y mejor control de a quien se le contrata y para ello, maximizar sus áreas de psicología laboral.
Por lo pronto, la Contraloría General como Órgano Estatal de Control tiene una tarea ya iniciada que seguramente va a continuar, sin duda alguna.
¡ES CUANTO!
