Por José Ortiz Medina
Decían los clásicos de la política mexicana que habría que prepararse para llegar al poder, pero de igual forma habría que mentalizarse para dejar de ser.
Muchas son las historias de personajes que se sentaron en la silla presidencial que sufrieron en carne propia al convertirse en “Ex”. Incluso, semanas o meses antes de dejar el poder, era casi el infierno para el bien motejado “solitario de Palacio”.
Acá en la aldea, hay síndromes parecidos a lo comentado anteriormente, claro, a nivel micro, pero no deja de ser un episodio más de esta hoguera de las vanidades.
Y es que nos comentan que a cuatro días de que dejó de ser presidenta de la Mesa Directiva de la Legislatura estatal, Cecilia Guevara se resiste a entregar la oficina que corresponde a ese cargo legislativo.
El detalle es que la pobre de la Margarita Corro –la nueva presidenta de la Mesa Directiva- tiene que, de mientras, despachar en una fría y desangelada sala de juntas.
Ver para creer.
Pero fuentes de allá de Poza Rica nos comentan que doña Ceci anda un poco encorajinada porque a fuerza ella quiere ser alcaldesa en la próxima administración municipal y que su vástago, el junior que despacha como subsecretario en la Siop sea diputado local en la próxima legislatura. O bien que ella repita como diputada y su retoño se erija como presidente municipal.
Ya les dijeron a ambos que no se puede dar las dos posiciones a una misma familia al mismo tiempo, pues es menester también darle espacio a otras expresiones políticas que se la han rifado con la 4T.
A ver qué pasa.





