José Ortiz Medina
En la reunión de este martes en el puerto de Veracruz, Adán Augusto López, secretario de Gobernación, dijo que el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna tiene “futuro”, pero el titular de Segob, no precisó futuro de qué o para qué.
Lenguaje encriptado, vago, demasiado general, sin aterrizar bien la idea que tal vez los pocos seguidores de “Gutierritos” hubieran querido escuchar.
Obvio que el funcionario federal se tiene que cuidar por su investidura y evitar cualquier frase que pudiese interpretar como un delito electoral, pero como que se pasó de abstracto.
Pero de lo que no tuvieron cuidado en ese evento con alcaldes y alcaldesas emanadas del PVEM, es que se les colaron personajes impresentables y de muy oscuros antecedentes.
Tras el suceso de “El Pino”, ya los partidos políticos deberían depurar o afinar sus filtros.
Y es que en el acto que encabezó el que se supone debe ser el hombre más informado de México, hubo algunos individuos con mucha cola que les pisen, como el ex diputado local Rodrigo García Escalante, quien formó parte de la banda de “Los Porkys”, que mataron al joven Manlio Humberto Palomeque Ruiz en Xalapa, hace 21 años, y que además se le vio involucrado en el fraude de las luminarias que fueron vendidas mediante contratos leoninos a alcaldes veracruzanos, a través de la empresa NL Technologies.
Pero eso no es todo. Este martes en el mitin de Adán Augusto López se vio muy campante a Enrique Nieto Zamora, alias “La Gallina”, sujeto que incursionó en la política en el municipio de Pánuco, pero que se ha visto envuelto en líos presumiblemente al margen de la ley.
Hay quienes no se les olvida una fugaz detención el año pasado por los presuntos delitos de secuestro, portación de armas, entre otros.
Dicen que al individuo lo soltaron no sin antes pagarle “7 kilos” a “Licha Villarreal”, quien a fines del año pasado se tuvo que regresar a Nuevo León con la cola entre las patas, tras habérsele comprobado sus nexos con la delincuencia organizada.
Además, un hermano de Enrique Nieto Zamora, de nombre Ciro, y de los mismos apellidos, fue arteramente asesinado en una pelea de gallos clandestina el 18 de febrero de 2018.
Así las cosas en el evento de Adán Augusto que una vez más no se dio cuenta de las “fichitas” que le acerca “Gutierritos”, ese el que según el secretario de Gobernación tiene muuuucho futuro, pero nadie sabe para qué.
Al paso que va, y con tanto delincuente que le arrima, dicen que no tarda “Gutierritos” en armarle tremendo pachangón a Adán Augusto en los penales de Pacho Viejo, Duport Ostión o Villa Aldama.
EL CÁNDIDO HAZAEL
Pocos lo saben, pero Hazael Flores Castro, el titular del Instituto Veracruzano de la Vivienda, que fue “balconeado” hace más de dos semanas en unos comprometedores audios, es hijo de Ezequiel Flores, quien durante muchos años medró con el Partido del Trabajo.
El famoso “Cheque” siempre fue un grillo de café. Se la pasaba todo el tiempo dando conferencias de prensa sin sustento, pero que algunos reporteros incautos reproducían por un lechero y unas canillas. Medio tartamudo, soltaba su “metralleta” verbal durante los breves encuentros con los comunicadores. Y como alguna vez se llegó a sospechar de supuestos acuerdos en lo oscurito con gobiernos priistas, en plan medio en serio o medio en broma, le decían “Cheque en Blanco”.
Ezequiel anduvo dizque operando en los comicios de 2018 para la 4T, y por eso exigió un “hueso” para su vástago como pago a su supuesta “operación política”.
Por cierto, Hazael no ha dicho nada tras la balconeada. Ha guardado sospechoso silencio. Y pues el que calla otorga, dice el muy sabio adagio popular.
Pero cómo va a responder el funcionario estatal si es que dichos audios –de acuerdo con nuestras bien enteradas fuentes- es real, y la voz del susodicho sí corresponde al mismo.
Habrá que indagar quién o quienes grabaron a Hazael, quien cayó redondito en la estratagema, con lo cual evidenció su falta de tablas y penosa candidez en estas cosas de la política.
Pero además, tanto en Palacio de Gobierno como en una oficina de Sefiplan le van a perder un poco la confianza por andar “despepitando” temas que deben manejarse en la secrecía. Está aún muuuy verde, y muy ojón para paloma.