Redacción Versiones
El hecho fue muy lamentado en Xalapa hace unas semanas. Un joven mató a su novia y luego se suicidó.
La tragedia ocurrió en uno de los fraccionamientos más exclusivos y de gran plusvalía en la capital veracruzana.
No se había comentado en ningún medio, y por vez primera aquí lo consignamos: unas de las causas de ese trágico episodio fue el consumo de drogas, desintegración familiar y dinero a manos llenas en el contexto del famoso sofisma de “a mi hijo le doy todo”. Y al decir “todo” se refieren a recursos materiales, pero reducido afecto y escasa comunicación.
Los padres, divorciados. En pleitos constantes por el dinero. El padre, en el extranjero. Al chavo le daban lana sin medida y una lujosa residencia en Monte Magno, pero con la condición de que ni el inmueble ni el billete fuese compartido con la progenitora. El muchacho comenzó a consumir sustancias y su conducta se tornó violenta y agresiva, incluso contra su novia.
El problema no fue tanto el divorcio sino la nula supervisión de la conducta del joven, ausencia de valores, descuido de los padres y recursos materiales en exceso para al parecer suplir o llenar otros vacíos existenciales. Ojalá sirva de ejemplo para los demás, de lo que no se debe hacer con los hijos.