José Ortiz Medina / EN CORTO
Mal, muy mal termina su mandato el ingeniero mecánico eléctrico.
Tras el trágico suceso de Totalco en el que policías asesinaron a dos manifestantes, algunos ilusos llegaron a pensar que el gobernadorcito iba a meter en cintura a sus gorilas uniformados. Pero no. Ahora nos amanecimos con la noticia de un episodio más de la brutalidad y abusos de la policía de Cuitláhuac.
En qué broncota estaría metido el bailador de salsa si, Dios no lo hubiera querido, que las balas que recibieron los dos jóvenes en residencial El Lago, hubiesen tenido un desenlace mortal.
Aún así, aunque los muchachos sobrevivieron, no dejamos de reprobar el pésimo actuar de estos orangutanes con uniforme.
Lo peor del caso es que este episodio no es un hecho aislado. En todo el estado de Veracruz, la policía estatal anda desatada, cometiendo toda clase de abusos y cobrando lana para soltar a los detenidos que apañan en retenes ilegales.
Precisamente este miércoles, tras conocer los sucesos de El Lago, un abogado nos comentó que en Minatitlán los viernes y sábados policías y agentes de Tránsito andan haciendo su agosto en pleno julio. En retenes estratégicamente bien ubicados para estos ladrones con licencia, detienen a quien se les atraviese y para liberarlos les exigen mochadas que van de los 5 hasta los 8 mil pesos. Pero esto ocurre no sólo en Minatitlán, sino en todo el estado. Y cuando una reportera le presentó esta problemática, la vergüenza de gobernador que tenemos respondió con su clásico e irrisorio acento tabasqueño -aunque es xalapeño-: “pues que denuncien”. Así de simple, este Poncio Pilatos se lava las manos y suelta el bulto en lugar de responder que va a estar más vigilante y tomar cartas en el asunto.
Pero volviendo al episodio del fraccionamiento El lago, este día trascendió que uno de los dos chavos baleados por la policía es hijo de un Magistrado del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Este togado está exigiendo que el caso no quede impune y que rueden cabezas en la Secretaría de Seguridad Pública.
Pero al señor Cuitláhuac estas cosas parecieran no preocuparle y sigue viviendo en su mundo de fantasía, un universo en el que para él todo está a todo dar. “Vamos muy bien en seguridad”, suele machacar con sorprendente insolencia.
Faltan pocos días para que ya se largue este zángano, pero para los veracruzanos ese tiempo es una eternidad. Tras el caso Totalco y residencial El Lago, ¿qué otra tragedia nos depara? No nos quisiéramos imaginar.