José Ortiz Medina / EN CORTO
Adán Augusto López, ex secretario de Gobernación y actual Senador fue clave en la negociación para aprobar la reforma judicial de Andrés Manuel López Obrador en el Senado. Para conseguir los votos necesarios, López negoció con legisladores de la oposición, incluyendo un acuerdo con el PRD, PAN y MC. Sin embargo, también recurrió a tácticas más tradicionales para asegurar las lealtades prometidas.
López Hernández logró que el senador de MC, Daniel Barreda, se ausentara de la votación y que el clan de los Yunes se uniera al oficialismo.
La operación política comenzó después de las elecciones de junio, cuando Morena y sus aliados no lograron la mayoría calificada en el Senado. A pesar de los éxitos en otras elecciones, la falta de votos en el Senado puso en riesgo la aprobación de la reforma judicial, una prioridad para López Obrador antes de dejar el cargo.
A pesar de las reservas de algunos colaboradores de Claudia Sheinbaum, la reforma fue impulsada por Ignacio Mier y Ricardo Monreal. La búsqueda de los votos faltantes se convirtió en una prioridad para Morena, y Adán Augusto López fue el principal negociador que aseguró los 86 votos necesarios para aprobar la reforma.
Los resultados que aportó Adán Augusto a la 4T, resolviendo el complicado asunto de conseguir exitosamente el número de senadores que se requerían para sacar adelante la reforma al poder judicial, con una operación quirúrgica, lo perfilan como el operador político número uno en el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Para obtener el voto de Miguel Ángel Yunes Márquez, López Hernández aprovechó el hecho de que el patriarca Miguel Yunes Linares, su esposa y sus dos hijos, Miguel y Fernando, están cercados por la justicia federal y la de Veracruz, por presuntos delitos que van del presunto enriquecimiento ilícito y el probable blanqueo de capitales hasta el hipotético quebranto al erario y el presunto fraude. Otro de los elementos que utilizó el tabasqueño para coronar la negociación, fue el enfrentamiento entre Yunes Linares y el líder panista Marko Cortés.
La afirmativa por votar a favor de la reforma, seguramente librará al clan Yunes de enfrentar la justicia, pero habrá un daño colateral que ya se está percibiendo en el ambiente político: En el PAN han iniciado el procedimiento de expulsión; en MORENA hay manifestaciones de rechazo igual que en el Verde Ecologista y, por si no fuera suficiente, sus amigos les cortan la vuelta y el resto de los veracruzanos los han tachado de “traidores”.
Yunes padre sopesó el hecho de que la próxima gobernadora de Veracruz, la morenista Rocío Nahle, una de sus enemigas más feroces, no le daría tregua ni a él ni a su familia una vez que tomase el poder.
El periodista Ricardo Raphael dio a conocer que el pacto se alcanzó el viernes 6 de septiembre, cuatro días antes de la votación, en un encuentro en el que estuvieron Adán Augusto, Yunes Linares y Yunes Márquez. Nahle —que al interior de Morena ha expresado en corto su descontento por la negociación— ha confirmado que esa reunión sí tuvo lugar, pero ha precisado que se llevó a cabo a sus espaldas. El propio Andrés Manuel López Obrador ha reconocido, en una “mañanera”, que el exsecretario de Gobernación le informó de su acercamiento con los Yunes, pero ha dicho que no está al tanto de qué términos se pactaron. Yunes padre ha negado en entrevista con el diario El País que se haya reunido y negociado con Adán Augusto. “No sé de dónde sacan esas cosas”, ha comentado el ex gobernador.