Se va Cuitláhuac y a muchos veracruzanos y veracruzanas les queda el amargo sabor de boca de que el morenista quedó a deber mucho a los ciudadanos.
Cuitláhuac deja carreteras en pésimo estado. Nunca en un final de sexenio se había visto tanto deterioro en las vías terrestres. Ni siquiera en el desastroso fin de administración de Javier Duarte se vieron las carreteras veracruzanas como campo minado, con baches que más bien parecen cráteres. Son múltiples las imágenes en redes sociales de autos con llantas averiadas a la orilla de los caminos. Además, en la nota roja se ha consignado en más de una vez que automovilistas se accidentan, se salen de la cinta asfáltica por intentar librar los hoyancos. Lo peor es que hasta personas han fallecido en esos tipos de percances y el número de lesionados es incuantificable. ¿En la conciencia de quién quedarán esas muertes? Pues al parecer, nadie se ha hecho responsable ni lo harán. La apatía, desidia e indiferencia parecer ser el sello de la mayoría de los que profesan esa extraña “ideología” que han denominado “La 4T”.
Pero además, Cuitláhuac deja un estado convulsionado por la violencia. Lamentablemente siguen las ejecuciones, “levantones”, secuestros, extorsiones, cobros de piso, etcétera. En estos días la opinión pública se enteró de los vehículos o inmuebles incendiados en varios municipios del sur y del norte estado como represalia de grupos criminales contra comerciantes o empresarios que se negaron a pagar la “cuota”. Lo más macabro fue en este “buen fin”, cuando vecinos alertaron a las autoridades en Poza Rica que perros llevaban en el hocico sangrientos despojos humanos. Cuando llegaron los policías a donde se arremolinaban varios canes, la escena era dantesca. No fue fácil ahuyentar a los animales que se resistían a dejar de devorar un cuerpo de un hombre ya en estado de descomposición.
Es tan delicada la situación en Poza Rica, que ya hasta a los funcionarios del Ayuntamiento han “levantado” o secuestrado. Si eso les ha pasado a los representantes del gobierno municipal, pues qué se esperan los demás ciudadanos.
Y aún con esto y otras lindezas que nos llevarían más párrafos, el cínico de Cuitláhuac dice en la publicidad de su VI Informe que se siente satisfecho por lo “logrado” y se llena la bocota al decir que fue una “misión cumplida”.
Lo peor es que Cuitláhuac se va como llegó, bailando salsa, departiendo alegremente con sus amigues. No faltarán quienes se atrevan a decir que fue tanto el desgarriate de este gobierno, que finalmente se trató de “La Jaula de las Locas”. ¿Tanto así? Pues ya se verá. Finalmente a Cuitláhuac lo juzgarán los ciudadanos y la historia. (José Ortiz / En Corto).