El arte de la victimización: Cómo Morena manipula la narrativa frente a Trump

José Ortiz / En Corto

En el complejo escenario político mexicano, Morena ha encontrado en Donald Trump al antagonista perfecto. Las recientes declaraciones y políticas del expresidente estadounidense han sido utilizadas por el partido en el poder para presentarse como los defensores de la soberanía nacional, mientras señalan a la oposición como “traidores a la patria.” Esta estrategia, lejos de ser casual, busca desviar la atención de problemas internos y reforzar una narrativa nacionalista que les permita consolidar su base electoral.

Recientemente, Ricardo Monreal, con su estilo firme pero calculador, ha señalado al PAN y al PRI por su supuesta falta de compromiso con México al no respaldar las posturas del oficialismo frente a las amenazas de Trump. Monreal ha dejado claro que, para Morena, la oposición se inclina ante los intereses extranjeros, mientras ellos luchan por la dignidad nacional. Sin embargo, más allá del discurso encendido, la realidad es otra: México enfrenta una crisis interna que se pretende ocultar con un enemigo externo.

El PRI, por su parte, no ha tardado en responder. Rubén Moreira, uno de sus líderes más visibles, ha salido al paso rechazando las acusaciones de Monreal. Con un tono directo, ha dicho que la verdadera traición radica en no enfrentar los problemas de seguridad y economía que golpean a millones de mexicanos. Para Moreira, Morena utiliza a Trump como una cortina de humo para evitar rendir cuentas sobre su gestión, caracterizada por la falta de resultados concretos y una política de seguridad fallida.

Mientras Morena se victimiza, en Washington la paciencia se agota. Las constantes violaciones al T-MEC, desde las restricciones en el sector energético hasta las políticas agrícolas proteccionistas, han encendido las alarmas en la Casa Blanca. Y lo que es peor, la administración estadounidense ya no cree en la estrategia de “abrazos, no balazos.” Para ellos, México ha permitido la expansión del crimen organizado bajo una política de complacencia, y consideran al creador del movimiento como el principal responsable de esta situación.

En política, victimizarse es el recurso más fácil cuando las soluciones escasean. Morena ha hecho de esto un arte: señalar a Trump, encender el nacionalismo exacerbado y desviar la atención de la crisis interna. La estrategia ha sido efectiva, pero ¿hasta cuándo podrán mantenerla? Mientras la economía se tambalea, la inseguridad crece y la presión internacional aumenta, el verdadero artífice de esta narrativa sigue en la sombra, dejando que otros sean el rostro de la “defensa de la patria,” mientras él observa desde su trinchera, confiando en que el fervor nacionalista oculte la realidad.

El oficialismo sigue utilizando la fórmula del enemigo externo, pero la pregunta es: ¿cuánto tiempo más podrán seguir jugando esta carta antes de que la realidad los alcance?