Veracruz con V de Vergüenza: Nahle, el Verde y la Cañería de Morena

José Ortiz / En Corto

El slogan con el que el dirigente del Partido Verde en Veracruz intenta justificar su existencia suena bonito: *“Veracruz con V de Verde”*. Pero si alguien revisa la agenda ambiental del estado, se dará cuenta de que la única “V” que representa a su partido es la de Vacío, porque de política ecológica no tienen absolutamente nada.

Mientras Veracruz enfrenta incendios forestales devastadores, contaminación de ríos y una crisis climática que ya golpea al campo y la producción agrícola, el Partido Verde en el estado se ha convertido en la cañería de Morena, el espacio donde se acomodan los residuos políticos, los impresentables y los que ya no caben en otro lado. No hay defensa del medio ambiente, no hay propuestas de políticas públicas, solo hay acomodos, negociaciones y, por supuesto, el viejo y confiable nepotismo que tanto critican en otros, pero que en el Verde han llevado a otro nivel.

¿Y quién les ha permitido esto? La gobernadora Rocío Nahle. Ella misma, la que presume de ser una mujer de principios y transformación, ha aventado todo el lodazal del nepotismo al Verde, entregándoles alcaldías, sindicaturas y regidurías para que el partido opere como una red de favores políticos sin disimulo alguno. Doble moral, doble discurso y el diputado balín, el mismo Marcelo Ruiz, operador de Nahle, sigue siendo el principal encargado de repartir la tajada.

El Verde en Veracruz ya no es más que una agencia de colocaciones, el refugio de políticos reciclados, sin visión y sin compromiso. Se han convertido en el partido del tráfico de influencias, de las negociaciones en lo oscuro y del reparto de cuotas familiares. Ahí está la reciente declaración que autoriza que los alcaldes en funciones impongan a sus esposas, hijos y hermanos como sucesores en el poder. ¡Eso sí lo saben defender! No hay agenda verde, pero sí un manual de cómo perpetuar a las mismas familias en el poder.

Mientras tanto, en la cúpula de Morena, todos callan, porque la estructura política en Veracruz ya no responde a la presidenta Sheinbaum. Aquí la orden es clara: el hijo predilecto del nepotismo, Andy López Beltrán, es la única figura que importa. Todos en Veracruz han sido entrenados para inclinarse ante él y operar bajo su sombra, mientras dejan sola a la presidenta en su intento por imprimirle seriedad a su gobierno.

Así que sí, Veracruz tiene una “V” pero no es la de Verde. Es la de Vergüenza. Porque en lugar de un partido comprometido con la ecología, tenemos un grupo de políticos que han hecho del oportunismo su única bandera. Un partido que ha olvidado que la 4T prometió acabar con el amiguismo y el nepotismo, y que hoy demuestra que en Veracruz no solo no desaparecieron esas prácticas, sino que se han institucionalizado con descaro.

La gran pregunta es: ¿Hasta cuándo va a aguantar la presidenta una estructura estatal de “aliados” que le juegan en contra? O mejor dicho, ¿cuándo se dará cuenta de que aquí, la lealtad a su gobierno se mide en cargos y en billetes, pero nunca en principios?