Un equipo arqueológico encontró uno de los sitios de sepultura más antiguos del mundo en la Cueva de Tinshemet, en Israel, donde los restos bien conservados de seres humanos primitivos, que datan de hace unos 100 mil años, fueron cuidadosamente dispuestos en fosas.
Un descubrimiento clave fueron los restos de cinco seres humanos primitivos, incluidos dos esqueletos completos, cuidadosamente dispuestos en posición fetal en las fosas, y tres cráneos aislados junto con otros huesos y dientes.
También destacaron los objetos encontrados junto a los restos humanos, como guijarros de basalto, restos de animales y más de 500 fragmentos de ocre rojo y naranja de diferentes tamaños. El ocre, un pigmento creado al calentar piedras ricas en hierro a cierta temperatura, evidencia de que los humanos primitivos tenían los medios para crear objetos decorativos.
Esos objetos, algunos provenientes de cientos de kilómetros de distancia, no tenían un uso práctico conocido, por lo que se cree que formaban parte de rituales destinados a honrar a los muertos y que podrían arrojar luz sobre lo que pensaban esos humanos prehistóricos sobre la espiritualidad y la vida después de la muerte.
«Esta fue una innovación revolucionaria para nuestra especie», afirmó Yossi Zaidner, uno de los directores de la excavación de Tinshemet y profesor de arqueología en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Añade que fue la primera vez que comenzamos a comportarnos de esa manera compleja que no estaba relacionada con la comida y la supervivencia.

Una cueva excepcional
La Cueva de Tinshemet, ubicada cerca de Shoam, en Israel, es una hendidura oscura en las colinas onduladas del centro de Israel llena de murciélagos frugívoros chirriantes. Esta formación data del Paleolítico Medio, de hace unos 250 mil años.
El trabajo de excavación, que comenzó en 2016, generalmente se hace durante los meses de verano con cinceles de mano y delicados taladros neumáticos del tamaño de un bolígrafo que se asemejan a herramientas dentales. Algunos de los hallazgos se publicaron en la revista Nature Human Behavior en marzo pasado, pero se necesitarán todavía muchos más años para excavar el sitio.
Este año, una docena de estudiantes de arqueología de pregrado y posgrado se desplegaron por el sitio, documentando y removiendo meticulosamente cada fragmento de herramienta, objeto o hueso. En la entrada de la cueva, el cráneo de uno de los humanos primitivos está emergiendo lentamente del sedimento rocoso; pasarán años antes de que esté completamente excavado.
Tinshemet es excepcionalmente importante para los arqueólogos porque el clima local preservó los huesos, herramientas y adornos en buen estado, a diferencia de muchas otras partes del mundo donde estos elementos se perdieron con el tiempo, dijo Christian Tryon, profesor en la Universidad de Connecticut, quien no participó en el estudio.
Además, los esqueletos y objetos estaban tan bien conservados por la ceniza de fogatas frecuentes, que se encendían probablemente para hacer rituales. Un esqueleto estaba en tan buen estado que los arqueólogos pudieron ver cómo los dedos estaban entrelazados debajo de la cabeza.

Una ventana a un período poco conocido
Tryon dijo que los hallazgos de Tinshemet están reforzando descubrimientos anteriores de dos sitios de entierro similares en el norte de Israel que datan del mismo período: la Cueva de Skhul, cerca de Haifa, que fue excavada hace casi 100 años, y la Cueva de Qafzeh, al sur de Nazareth, trabajada hace aproximadamente 50 años, cuando las prácticas arqueológicas eran menos prolijas.
«Había tantas incertidumbres con esos sitios», dijo Tryon, pero los descubrimientos de Tinshemet están confirmando que las prácticas de sepultura comenzaron a volverse más generalizadas durante este tiempo, representando un cambio en cómo los humanos primitivos trataban a sus muertos.
Algunos arqueólogos creen que los entierros intencionales comenzaron antes. En Sudáfrica, la especie Homo naledi, un antiguo primo del Homo sapiens, pudo haber estado colocando intencionalmente a sus muertos en cuevas hace 200 mil años. Pero esos hallazgos son controvertidos y hay arqueólogos que dicen que no hay suficiente evidencia para afirmar que eran entierros intencionales.
En tiempos antiguos, Israel era un puente entre los neandertales de Europa y los Homo sapiens de África. Los arqueólogos han identificado otros subgrupos de humanos primitivos en el área y creen que los grupos interactuaron y pueden haber tenido descendencia mixta.
Los expertos han estado estudiando los dos esqueletos completos de Tinshemet durante años, pero aún no está claro si eran neandertales, Homo sapiens, una población híbrida u otro grupo por completo.






