Salud mental y paz interior
Por Roberto López Barradas
Continuando con temas que tienen que ver con el estado emocional de las personas, como en el artículo anterior, donde abordamos el suicidio, en esta ocasión hablaremos de la salud mental y la paz interior, en el marco del “Día Mundial de la Salud Mental”, el cual se conmemora el 10 de octubre; pero antes de iniciar con la reflexión de hoy, quiero agradecer a todas las personas que me enviaron mensajes por whatsapp, dándome ánimos para continuar departiendo estos temas que no son tan fáciles de comentar, que son complicados, sensibles y lamentablemente tristes, al tener que ver con la paz emocional de la gente.
Y precisamente ahora, que atravesamos por una época en la que muchas personas parecen encontrarse en una crisis existencial, personas que están pasando por alguna situación complicada, ya sea de salud, laboral, financiera, sentimental, emocional; siendo ésta última la más difícil de controlar, debido a que nuestras emociones nos pueden provocar que nuestro estado de ánimo se hunda en la tristeza, el desaliento, hasta la depresión, dejándonos casi imposibilitados para reaccionar ante tal situación, haciéndonos presos de nuestra mente, con pensamientos negativos sobre nuestras circunstancias, nuestros problemas, sobre nosotros mismos.
Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha instituido el 10 de octubre como el “Día mundial de la Salud Mental”, con el firme propósito de concienciar a la población mundial sobre la importancia de la salud mental y movilizar esfuerzos para mejorarla; así como la paz interior, considerando la oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la paz interna y cómo la meditación, la atención plena y otras prácticas pueden cultivar la calma y el equilibrio personal.
Hace algunos años escribí un artículo titulado “Paz en la tormenta” donde comentaba que es muy difícil tener paz cuando se esta en medio de una crisis económica, cuando no se tiene empleo, no se soluciona un conflicto con la pareja, no se goza de plena salud; cuando todas las cosas se vuelven adversas, se pierde la paz emocional, a pesar de tener a personas importantes y valiosas a nuestro lado, algún familiar o amigo; al llegar a estar solos, el temor nos invade, nos hace caer de rodillas, romper en llanto, morder el polvo como se dice coloquialmente.
Posteriormente, escribí otro artículo denominado “Controla tus emociones, vive y sé feliz” donde afirmaba que debemos controlar nuestras emociones y cuidar nuestro estado ánimo, sin dejar que sean ellas quienes nos controlen a nosotros, sin importar las circunstancias, debemos mantenernos positivos. Debemos recordar que somos únicos, que nadie es igual a nosotros, que somos un milagro de la creación; somos un imán para las bendiciones, las cosas buenas, las personas positivas.
Y el año pasado, escribí un artículo que me encantó el titulé “La mente es como un jardín, hay que cuidarla” justo después de haber concluido la lectura del libro “El monje que vendió su Ferrari” del autor Robin S. Sharma, quien en su obra concluye que: “Si cuidas de tu mente, si la nutres y la cultivas como un fértil jardín, florecerá más allá de tus expectativas. Pero si dejas que la maleza arraigue, nunca podrás alcanzar la paz de espíritu y la armonía interna.”
Muchas veces nos dejamos abrumar por las responsabilidades, las preocupaciones y las necesidades, lo que genera que poco a poco nuestra mente se vaya cerrando, creando una especie de prisión, que llega a producir frustración, enojo, depresión, hasta relaciones rotas, vidas solitarias; porque nuestra mente esta ensimismada en las mismas preocupaciones, convirtiéndonos en sus esclavos, me encanta como lo define el autor Ignacio Larrañaga en su libro el arte de ser feliz, donde sentencia: “no hay peor prisión, ni más dura esclavitud, que una mente ocupada por sus propias obsesiones”.
El Autor Og Mandino, en su obra el Milagro más grande del mundo, también afirma que si estamos encerrados en una prisión de fracasos y autocompasión, nosotros somos los únicos carceleros y nosotros tenemos la única llave para nuestra libertad, es decir, cuando nos enfrascamos en las mismas obsesiones en nuestra mente, somos como prisioneros y carceleros al mismo tiempo, ya que nosotros mismos nos encerramos y tenemos la llave que puede abrir esa prisión, y te comparto algo que me fascina del autor, nos recuerda que todos poseemos algo más que la mera capacidad para cambiar nuestra vida por algo mejor. -> El Espíritu de Dios. Y termina declarando que Dios nunca había puesto a ninguno de nosotros en un agujero del que no pudiéramos salir. Tenemos que entregar nuestra vida a Dios y confiar en Él.
La salud mental, es nuestra responsabilidad, de nadie más, debemos recordar todos los días que los pensamientos conducen a sentimientos, los sentimientos conducen a acciones; son las acciones las que cambian los resultados y esos resultados nos darán paz y nos traerán felicidad. Debemos buscar un momento a solas en la intimidad de nuestro hogar o algún lugar para poder decirle a Dios, cuanto lo necesitamos y descansar en su misericordia, en su gracia, en su paz, como esta escrito en la biblia en el libro de Isaías, capítulo 26, versículo 3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”. Dios te bendiga.





