EN CORTO / Son tiempos de solidaridad y no de mezquindad

EN CORTO

Son tiempos de solidaridad y no de mezquindad

José Ortiz

El 19 de septiembre de 1985 fue un parteaguas en el sistema político mexicano. El sismo de ese año puso al descubierto la ineficacia de un gobierno federal que fue rebasado por la tragedia.

De por sí el gobierno traía un enorme desgaste por las pésimas políticas económicas que el entonces ex Presidente José López Portillo había implementado por petrolizar la economía y la errática decisión de privatizar a la banca, ello en medio de una drástica devaluación del peso mexicano. Y luego, con un Presidente gris e intrascendente como Miguel de la Madrid Hurtado, pues el resultado en las elecciones siguientes, las de 1988, fue que Carlos Salinas de Gortari perdiera las elecciones en los hechos, pero legalmente se impuso la decisión de Estado de imponerlo mediante el fraude en la silla presidencial.

Pero volviendo al sismo de 1985, ante la incapacidad del gobierno, la ciudadanía se organizó y gracias a eso, México poco a poco se pudo levantar tras la tragedia. Posterior a ese episodio, cobraron fuerza las organizaciones no gubernamentales, consciente el pueblo de que cuando el gobierno no cumple las expectativas de los gobernados, pues hay que organizarse. Fue también en esa ocasión en que cobró mayor fuerza el concepto de solidaridad ciudadana el cual fue impulsado desde la sociedad civil, y que de manera hábil luego explotó el Presidente espurio Carlos Salinas de Gortari en su principal programa social. Mercadotecnia pura y oportunismo político.

Esto lo comentamos a propósito por los mega daños que dejaron las recientes inundaciones en la zona norte del estado de Veracruz, claro, con toda proporción guardada con respecto al hecho narrado de 1985.

Y es que la tragedia en el norte de la entidad, hay que reconocerlo, rebasó tanto al gobierno federal como al estatal. Y no hay que culparlos mucho, pese a las evidentes fallas en la prevención del fenómeno meteorológico y a la falta de organización. Hay que admitirlo: se trató de un caso realmente atípico.

Así que ante tal atipicidad, los gobiernos federal y estatal deberían permitir que la sociedad civil organizada aporte su ayuda a los damnificados. Vamos, hasta a los personajes vinculados a otras ideologías políticas desean aportar su granito de arena, pues tampoco frenarlos. Toda ayuda, finalmente ayuda, válgase la redundancia. Si la oposición al rato trata de sacarle raja política a su “auxilio”, pues que los ciudadanos los juzguen.

Pero no es tiempo de restringir y decir, éste pasa y éste no pasa. Porque finalmente los afectados de esas restricciones son los damnificados. En el colmo de la paranoia cuatroteísta, este domingo las fuerzas castrenses no dejaron pasar al influencer “Yulay”, quien llevaba toneladas de agua embotellada. Es obvio que ese personaje también iba por sus “likes”, pero carajo, eso es lo de menos. Lo que urge es que se le permita a todos y a todas llevar algo que sirva a nuestros hermanos y hermanas veracruzanas.

No puede la 4T monopolizar la ayuda porque eso ya se les está revirtiendo. Porque los apoyos del gobierno federal, estatal y de Morena jamás serán suficientes ante la magnitud de la tragedia.

Resulta paradójico que la mezquindad gubernamental ahora se convierta en otra tragedia, y eso se vio reflejado este domingo en la visita de Claudia Sheinbaum, a quien le explotó en la cara la gran inconformidad ciudadana.

Los gritos que no dejaron hablar a la Presidenta es un síntoma de algo: de que no se están haciendo bien las cosas.

Además, la simpatía hacia Morena ha decrecido en ese municipio, por lo que el horno no está para bollos.

Por otra parte, urge que los gobiernos estatal y federal replanteen la estrategia, porque así como van, no les está funcionando.

Los videos que se difundieron en redes sociales de la visita presidencial de este domingo, evidencian a un pueblo que está muy enojado con sus autoridades. Aunque luego de la coordinación de comunicación social del gobierno del estado enviaron un video “light”, editado, en el que no se escuchaban los reclamos.

Querer maquillar la realidad o querer tapar el sol con un dedo, eso no funciona ni funcionará jamás. El “aquí no pasa nada” y el “todo está a todo dar” fue un rasgo distintivo de los gobiernos priistas y panistas. Se supone que los gobiernos de izquierda son diferentes.

Están a tiempo los morenos de demostrar que son diferentes. Si siguen como hasta ahora, el costo político a mediano o largo plazo será devastador. Están a tiempo de corregir el rumbo.

Con humildad, sabiendo escuchar al pueblo y con mayor organización, podrán salir adelante.

Ojo: NO le apostamos a que le vaya mal a Rocío Nahle porque si le va mal a la gobernadora, le irá mal a Veracruz. Vemos a una mandataria estatal bien intencionada y muy trabajadora. Pero si ejerce la autocrítica y si escucha la crítica constructiva, seguramente le deparará un mejor horizonte.