Buenos para cobrar sueldos que ofenden a la mayoría de los mexicanos, muy habilidosos para saltar de una curul a un cargo público o candidatura atractiva, entre otras “destrezas”, no son buenos para trabajar. Prueba de ello es que con sólo 26 dictámenes aprobados de nuevas leyes, reformas constitucionales y cambios a legislaciones ya existentes, los actuales diputados federales son los más improductivos desde hace una década.
A seis meses de iniciados los trabajos de la actual LXIII Legislatura, los diputados no han podido avanzar en temas fundamentales que la nación espera, como en leyes anticorrupción, de seguridad ni penitenciaria.
Hasta el pasado 19 de febrero, los actuales legisladores habían recibido 747 iniciativas y apenas habían dictaminado 53; 26 dictámenes de nuevas leyes a favor, desecharon 9 y retiraron 18, por lo que tenían ya un rezago de 694 como “pendientes” de dictaminar.
En los cuatro meses de su primer periodo ordinario –septiembre-diciembre– del año pasado, los actuales diputados aprobaron sólo 18 reformas y nuevas leyes, y en lo que va del segundo periodo, el mes de febrero, llevan sólo ocho reformas.





