A partir de éste martes inician oficialmente las campañas de proselitismo para renovar los 212 ayuntamientos veracruzanos. Los cuartos de guerra se reportan listos, los estrategas editan audios y videos y los aspirantes no tendrán armas para enfrentar la ira social derivada de la ineficacia de aquellos que a partir del 31 de Diciembre próximo tendrán que esconderse en la cola del diablo, si no desean correr la misma suerte de Javier Duarte, con quién, muchos de los actuales munícipes se aliaron para jugosas negociaciones.
Seguridad, empleo, infraestructura carretera, educativa y de salud serán –de acuerdo a encuestas- los principales rubros por los que la ciudadanía exigirá a los abanderados suscribir compromisos, que al final de cuentas y de favorecerles el voto, de todos modos incumplirán so pretexto que las actuales autoridades están hasta las chanclas en materia de endeudamiento.
La problemática del sur de Veracruz no es tan distinta a la del norte y centro. Es el mismo calvario en las costas que en las montañas y el común denominador en las administraciones municipales: la escasez y falta de dinero, no solo por los recortes sino por la campeante corrupción de presidentes municipales, síndicos, regidores, tesoreros y directores de obra pública.
Para nadie es un secreto que decenas de munícipes llegaron al poder con una mano atrás y otra adelante y ahora son dueños de edificios, haciendas, ranchos, hoteles, flotillas de taxis y hasta lujosos departamentos en los sitios turísticos de mayor importancia en México y el extranjero. Pero en sus tesorerías no hay para lo más elemental.
En el extremo sur de Veracruz, más de un alcalde ha sido señalado de enriquecerse desviando recursos federales, etiquetados, pero que han ido a parar a cuentas particulares, corrompiendo para ello a los cabildos completos, comprando protección ante el ORFIS y sobornando a funcionarios judiciales, porque para eso sirve el dinero de los mexicanos: para comprar inmunidad.
A partir de mañana, cuando los candidatos a presidentes municipales recorran colonias y ejidos, deberán ir provistos de argumentos convincentes y hasta de una gruesa concha de tortuga caguama cuando con justa razón los ciudadanos les hagan ver que su holgazán alcalde en turno resultó un fiasco y se pasó por el arco del triunfo las más sentidas demandas de obras y servicios.
Que a muchos candidatos –sobre todo los que de ganar servirán de tapadera de quién los impuso- como por ejemplo Roberto Riveroll de San Andrés Tuxtla, podrían sufrir agresiones y corrérseles de los suburbios con agua hirviendo –como perros indeseables- no lo descarte usted, porque si de algo el potencial elector está hasta la madre, es de autoridades indolentes, intransigentes, apáticas, ladinas y soberbias.
Cómo podrá rebatir un candidato priísta, como el de San Andrés Tuxtla, cuando por ejemplo un ciudadano le exhiba documentación oficial para comprobar que está al corriente del pago de sus impuestos municipales y que pese a eso el gobierno de su protector Manuel Rosendo le negó los servicios elementales como recolección de basura, alumbrado público o seguridad, sabiendo de antemano que él fue parte de la corrupta y fallida administración local.
¿O que cara irá a poner Adolfo Morales Zárate, quien tras haber sido tesorero de la nefasta administración que encabeza Brenda Manzanilla Rico, ahora suplique el voto, cuando sabe de antemano que el ayuntamiento del cual formó parte incumplió con el 70 por ciento del Plan Municipal de Desarrollo y que los empleos, la seguridad, el desarrollo social, la infraestructura educativa y la pavimentación de calles que prometió su alcaldesa a los habitantes de Nanchital fueron compromisos que se esfumaron con el tiempo?
Con qué calidad moral el alcalde de Chinameca, Víctor Salomón Carmona podrá pedir el voto para su candidato Víctor Cortés Padua, si durante cuatro años se dedicó a los negocios particulares, sin salirse de su zona de confort y que de no haber sido por los recursos extraordinarios que le gestionó el Senador José Yunes, su administración hubiera transcurrido sin pena ni gloria.
Sombrío d verdad el panorama para los aspirantes a suceder a los 212 alcaldes de Veracruz, algunos por su cuestionado pasado y otros –la mayoría- porque también serán víctimas colaterales de las pifias de aquellos presidentes municipales que desde hace mucho tiempo no se atreven a cruzar por la plaza principal de sus localidades, temerosos de que los betuneros o vendedores de dulces les mienten la madre y les exijan que devuelvan a sus tesorerías el dinero robado.
Al César lo que es del César
Escuché el pasado 27 de abril cuando el ejecutivo estatal Miguel Ángel Yunes –tras hacer un reconocimiento al gobernador Miguel Alemán- proponía a las autoridades municipales, que el Túnel Sumergido que ahora enlaza a Coatzacoalcos con Villa Allende se llame “Puerto México”, en honor a las familias extranjeras que llegaron hace más de cien años a la ciudad de las grandes avenidas. En ese instante escuché comentarios –a los que me sumé y coincido totalmente- que en todo caso este viaducto –único en su tipo en Latinoamérica- debe lleva el nombre del ex gobernador Miguel Alemán Velasco, porque fue él, quién propuso la construcción de ésta magna obra. Y no solo eso, dos años antes de la conclusión de su administración hizo los amarres necesarios ante el Gobierno Federal y Pemex, para que en conjunción con su gobierno, aportaran el 40 por ciento del costo total, en tanto la iniciativa privada participaría con el 60 por ciento restante. Fue así que el 19 de Noviembre del año 2004, dio el banderazo de inicio de esta gigantesca obra importantísima para Villa Allende. Para los mal agradecidos, pareciera exagerada y fuera de lugar ésta propuesta, pero para quienes tenemos memoria, no debemos pasar por alto que fue y sigue siendo el ex mandatario, un gobernante que en todo momento demostró voluntad política en favor del desarrollo de Coatzacoalcos. Ejemplos: El Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos (hoy con la mayor matrícula a nivel nacional), el Hospital de Especialidades “Valentín Gómez Farías” y el emblemático Centro de Convenciones y Teatro de la Ciudad. Y en este tenor tampoco se debe pasar por alto la participación de Marcos César Theurel Cotero, quien en su calidad de director de obras públicas en 2003 trabajó intensamente en la elaboración del expediente técnico, en los estudios de mecánica de suelo y en la viabilidad del proyecto, asesorándose incluso con ingenieros franceses, holandeses, daneses e ingleses que habían participado en obras similares en aquellos países. Después estaría al frente en su calidad de Secretario de Comunicaciones del Estado y finalmente como alcalde en el trienio 2011-2013. Ignorar el aporte de Theurel Cotero sería mezquino por parte de quienes les consta que este ex funcionario dedicó tiempo completo en supervisar que la construcción del túnel subacuático, descalificado por algunos, pero ponderado por especialistas en mega estructuras, cumpliera a carta cabal con los estándares de calidad, previstas en el expediente técnico.
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