La talabartería de Coatepec donde le hicieron una montura al Príncipe Felipe

FOTOS Y TEXTO: Pablo Jair Ortega

“El Tigre” es todo un museo en Coatepec, pero en realidad es una talabartería.

Tiene 86 años de existencia y tuvo su auge entre la década de los cincuenta hasta finales de los ochenta. En el 87 falleció su fundador: Don Sóstenes Guzmán.

Su propietario Don César, es el heredero de este arte ya poco apreciado. “Trabajo en números rojos”, reconoce acongojado.


Interior de la talabartería, con Don César Guzmán

Señala que tiene más de 50 años rentando la casona histórica en el primer cuadro de la ciudad, cuyo patio también es estacionamiento del famoso Hotel Posada.

Puntualmente abre a las siete de la mañana, sin falta, como una promesa a la memoria de su padre para que permanezca el legado.

Su recibidor es como una galería: muchos cuadros pintados a mano de escenas típicas de Coatepec. Destaca su larga vitrina de madera con muchos papeles desordenados abajo, que se pueden ver a través del cristal. Hay también fotografías viejas, letreros hechos en piel y dibujos de felinos.

Monturas de reyes

En la época de mucho auge, recuerda con mucho afecto al exgobernador Rafael Hernández Ochoa, a quien le hicieron varios trabajos de sillas para montar caballos para su rancho cerca de Emilio Carranza.

“Era una persona que sabía mucho de esto”, comenta.

Hernández Ochoa fue quien les encargó trabajos especiales para regalar a visitantes distinguidos al país y al estado, como el caso del Rey Juan Carlos, de España; y la Reina Isabel, de Inglaterra, así como el Príncipe Felipe, fallecido este viernes.

Saca de entre sus archivos viejas fotografías descoloridas por el paso del tiempo; recortes periodísticos que atesora como testigos de una memoria privilegiada.

Da una explicación detallada de la silla que le encargaron para el Príncipe Felipe: “Esto era de madera de huaca cayamasa; estaba ensamblado con madera de cedro, frijolillo, nogal; el herraje era de acero monel: esto nunca se pone feo; el sol o los gases no le hacen nada… Además estaba bordada a mano; esta montura la llamamos de bastos cuadrados, y tiene fieltro, en ese tiempo, todavía usábamos fieltro canadiense o checoslovaco; este fieltro actualmente ya desapareció. Lo demás que llevaba de complemento era la reata de lazar”.


Silla regalada al Príncipe Felipe, en su visita a Veracruz

—¿Esta es la de la Reina Isabel? ¿Son los mismos materiales?— le pregunta el reportero sobre otra fotografía tomada de un periódico.
—No, esta era muy superior. Entre otras cosas esta llevaba el fuste que llevaba incrustaciones de concha nácar. Iba cincelada a mano y bordada con pita, con herraje también inoxidable.

El pie de foto del recorte dice: “Esta estupenda silla de montar, ejemplo de la artesanía veracruzana, obsequiará el gobernador, licenciado Rafael Hernández Ochoa a su majestad la reina Isabel II de la Gran Bretaña, en la ceremonia que se va a efectuar en el despacho privado de la presidencia municipal. Foto RICARTE”.


El recorte periodístico con la foto de la silla de montar regalada a la Reina Isabel

Las crónicas periodísticas narran la visita de la realeza británica en el puerto de Veracruz el 28 de febrero de 1975. El alcalde (quien le entregó las llaves de la ciudad a la Reina) era Juan Maldonado Pereda, también exsecretario de Educación en el gobierno de Miguel Alemán Velasco.

En otro álbum de fotografía se aprecia mejor la silla regalada al consorte de la reina, así como el detalle de la funda donde se guarda el sable con las iniciales PF (Príncipe Felipe) y el escudo del estado de Veracruz hecho a mano.

El Príncipe Felipe dejó de existir este 9 de abril a los 99 años de edad. Se va en medio de gente que le tiene admiración a eso de la monarquía y el repudio a su manera de ser por comentarios mordaces fuera de lugar.

“Habla el señor gobernador”

Don César platica con una anécdota sobre cómo fue el acercamiento con Rafael Hernández Ochoa, el gobernador que inició a la nueva generación de políticos forjados en los 70 que están aun vigentes, además de haber sido un conocido promotor del cuidado al medio ambiente.

Hernández Ochoa acudió como invitado de honor a inaugurar la Segunda Feria del Café en Coatepec, en 1974; pasó al stand de la familia Guzmán y entonces le mostraron sus trabajos en piel, entre ellos un retrato que su padre le hizo como obsequio al mandatario.


Don César Guzmán con el exgobernador Rafael Hernández Ochoa y su esposa Teresita Peñafiel de Hernández Ochoa.

Pasa el tiempo y reciben una llamada en la tienda…

—Bueno…
—Habla el señor gobernador…
—¡Ah, mira, pos qué bueno, aquí el senador César Guzmán!
—No, de verdad soy el gobernador.
—Ah, perdóneme, señor, pensé que era una broma… Discúlpeme.
—¿Todavía tiene el fuste ese que me enseñó en la feria? ¿Será que me lo venda? Le voy a confiar algo, esa montura se la quiero regalar al Rey Juan Carlos que viene aquí a México. Yo voy a designar a una persona que se vaya a poner de acuerdo con usted… Lo que me cueste.


Silla de montar que supuestamente perteneció a Pancho Villa

Don César narra que también se han hecho trabajos para celebridades como el presidente José López Portillo o el cantante Vicente Fernández, o a quien incluso le sigue reparando monturas y carrilleras. De igual manera, llegó a tener en sus manos una silla de Pancho Villa, “El Centauro del Norte”, que pidieron restaurara.

“Me daba miedo que me fueran a robar; imagínate lo que tenía yo en las manos”, declara.

Cuartos llenos de historia

Ya entusiasmado en la charla, nos da un recorrido por las restantes dos habitaciones principales de la casona. Son cuartos con tapanco, húmedos, donde se aprecia el paso del tiempo en sus descoloridas paredes, muebles clásicos de madera fina con algo de polvo, animales disecados y una iluminación escasa.

En una nos muestra una montura y carrilleras con más de 30 años de antigüedad. En otra, que funciona como oficina privada, hay fotos colgadas con personajes como Jacobo Zabludovsky, Pedro Vargas, Lola Beltrán, entre otros de la política y la farándula.


Una carrillera


En el despacho… ¡salud!

Pero destacan más los motivos taurinos: fotos con Eloy Cavazos o carteles donde se anuncian corridas. En su despacho también cuelgan unos cuernos de toro que usa para guardar un licor de frutas cuya receta no le revela a nadie.

—Haz gárgaras y trágalo despacito; que te quede el sabor en la boca.
—¿De qué es? ¿Es morita?
—¿Es algo con naranja?— pregunta su ahijado José Martín, quien nos acompaña en la entrevista.

Don César ríe, pero no dice nada. El licor es fuerte y dice que ambos cuernos los tiene “cargados”.


Cuernos cargados

Un recuerdo muy apreciado es una foto del obispo emérito de Papantla, Genaro Alamilla Arteaga, con el papa Juan Pablo II, a quien le regaló un retrato hecho en piel. Comenta con emoción que este detalle se lo hizo llegar al sumo pontífice luego de que el obispo lo visitara de incógnito para pedirle que le restaurara la piel de unas biblias antiguas que le iba a regalar al Papa en su primera visita a México, el 26 de enero de 1979.


Genaro Alamilla entregando regalo de piel al Papa

Otro secreto guardado celosamente es el taller. En un cuarto oscuro nos lleva a donde hay amontonados un montón de muebles y fierros. Se ve recargado en un pared un cuerpo: “Es el doble de Arnold”.

La montura y el doble de Schwarzenegger

Arnold Schwarzenegger estuvo en Coatepec, en el año 2000, filmando una película llamada “Daño Colateral” (Collateral Damage).

Al principio estuvo hospedado en un hotel que no le gustó porque era más bien como una casa de huéspedes utilizado como motel constante.

Don César narra que una vez estaba barriendo temprano frente a su negocio cuando se acercó una camioneta de lujo y el chofer le dio 200 pesos.

—¿Y esto de qué o qué?
—Es su propina por venir a abrirme la puerta del estacionamiento del hotel.
—No, señor, yo tengo un negocio aquí, pero si quiere todos los días le abro la puerta, no se preocupe— cuenta entre risas.

Se hizo amigo de ese personaje, quien resultó ser el chofer a cargo de mover al actor austriaco en Coatepec, quien se estaba cambiando de hotel y rentó la villa que se encuentra al interior del Posada, justo atrás de la talabartería, colindante con el estacionamiento. Durante los días que transcurrió la filmación, también dice haber conocido al director, Andrew Davis, célebre por películas como “El Fugitivo”, “Reacción en Cadena” y “Alerta Máxima”.

De la misma producción salió la idea de regalarle una montura al “Terminator”, la que cotizó en 20 mil pesos.

Poco antes de terminar las filmaciones, Don César dice que logró ver a Schwarzenegger, quien le ofrecía cambiarle una motocicleta por una camioneta viejita que en ese entonces manejaba, pero rechazó la oferta. No obstante, Schwarzenegger le regaló como recuerdo a su “doble”: un maniquí que se usaba para escenas de riesgo y que se exhibe los fines de año en su negocio como el popular y muy jarocho “viejo”.


El doble de Schwarzenegger

—Bueno, ¿y la montura?
—Me dieron 10 mil por adelantado, pero nunca vinieron por ella. Me dijeron que no había problema, que me quedara con el dinero.

No era la primera vez que Don César se acercaba al mundo de la farándula; de hecho, por su trabajo, no le es desconocido, pues conoce a ejecutivos y artistas de Casa Domecq, así como a los actores, actrices y personal de producción que estuvo durante unos meses en Coatepec grabando la telenovela “Cañaveral de Pasiones”.

Muestra un álbum de fotos hecho de piel, donde se ven imágenes de Christian Bach, Humberto Zurita, Alma Delfina, Josefina Echánove, Patricia Navidad, Aracely Arámbula, Azela Robinson, Marisol Santacruz, Roberto Ballesteros, César Évora, Juan Soler, Francisco Gattono, Jorge Russek, Daniela Castro, Norma Lazareno, entre otros.

Se hizo tan amigo de la producción y los actores, que hasta le regalaron una chamarra oficial bordada.

“Con esta varias veces me colé a Televisa”, confesó entre risas.


El recuerdo de telenovela