El destape anticipado, frustra aspiraciones

Reynaldo Escobar

De los aspirantes a suceder al presidente López Obrador, solo se conoce su identidad por la declaración de AMLO, quien para bien o para mal, ha dejado en claro que el candidato de su partido MORENA, tiene que portar desde ahora el sello de la casa.

No puede ser de otra manera, puesto que los orígenes de López Obrador son tricolores y aunque pretenda pasar a la historia como un demócrata, el hecho de cambiar de partido no le dará el suficiente maquillaje, para ser recordado como un respetuoso de la voluntad popular, que por mandato constitucional radica en el pueblo y se instituye para su beneficio, eligiendo libremente a quien le gobierne.

En la sucesión del año 2018, la izquierda mexicana se mantuvo firme para elegir a quien por tercera vez buscó llegar al palacio nacional y ser depositario del poder ejecutivo federal, sin considerar siquiera la posibilidad de una contienda interna entre miembros activos del entonces nuevo partido Movimiento de Regeneración Nacional, que le disputara la candidatura correspondiente.

Las circunstancias que se presentarán para la elección del año 2024, son diferentes radicalmente puesto que el presidente Andrés Manuel, ha descubierto los nombres y apellidos de 6 de sus colaboradores a los que mas aprecia y les tiene confianza, faltando 4 meses para terminar la primera mitad de su sexenio.

Los efectos inmediatos, causados por el destape presidencial anticipado, podrían verse desde 2 ópticas; la primera, que conocido el sucesor del manda mas, el poder y credibilidad de éste, pierden fuerza; y la segunda, que la estampida de quienes están fuera de la nomina presidencial, se sumará a otro precandidato para forzar al presidente a cambiar de opinión.

Todo lo anterior se dará sin considerar las otras rutas para llegar al poder, que presentarán los partidos de oposición.