Usted Dirá | EL MERCENARIO DEL IMSS

Por Roberto Valerde García

Va mi pluma en prenda y la ley como escudo. Yo señalo con todas sus letras al representante sindical de la Unidad de Mecicina Familia (UMF) número 61 del IMSS en Córdoba, Alejandro Ortiz Batista, de ser un mercenario, entendido este adjetivo, según la definición del diccionario, como aquella persona que “realiza cualquier clase de trabajo por una retribución, generalmente económica o que trabaja con el único interés de ganar dinero u obtener beneficios de cualquier índole”.

Muchos pueden autonombrarse patriotas, pero a partir de que cometen las mismas aberraciones que dicen combatir, que actúan sin el menor recato, sin ética, pasando por encima de quien sea y sin respetar las más elementales reglas de la guerra, deja ser un soldado y se convierte entonces en un mercenario sin pena, gloria, ni honor.

Lo conocí hace poco más de un año, siendo yo director general de un prestigiado medio de comunicación de la zona centro, su papá es un gran amigo, al que estimo mucho y respeto, es un médico de amplia trayectoria, reconocido y querido por mucha gente. Alejandro Ortiz Batista se acercó a mi para proveerme de información de corruptelas y negligencia al interior de la delegación Veracruz-Sur del IMSS, con datos, cifras, nombres, apellidos, pelos, señales y hasta documentos confidenciales como nóminas, por citar un ejemplo.

Con el paso de las semanas y de los meses Alejandro, que no es Magno como el conquistador, si no más bien un remedo de ser humano, cobarde, enfermo de odio, que apuñala por la espalda, que tira la piedra y esconde la mano, me llamaba por teléfono o me escribía a través del Whatsapp, para darme órdenes de lo que debía y no debía publicar, cual si fuera mi jefe.

Sin embargo, nunca le concedí anuencia en ese sentido, entonces pasé a ser su enemigo, el incómodo. Comenzó a luchar con sus propios demonios, a destilar veneno desde sus entrañas y a esparcirlo por doquier en mi contra, con mis jefes, propios y extraños.

La familia es bendita, es sagrada y no se toca, pero cual mal de judas, indigno, mediocre, desleal, sin moral ni principios, el estúpido engreído ha llegado al grado de atentar contra mi persona, trastocar los intereses de mis seres más queridos, de mis hijos, de mis nietos, porque su odio es enfermizo.¡Eso no se vale! ¡Eso es ser mostrenco y no tener madre!

Desde las penumbras, lo mismo lanzó misiles contra la ex delegada en Veracruz-Sur, que contra su “amigo” Luis Arturo García Vázquez, jefe de prestaciones médicas, al que un día le da una palmada, pero al otro una puñalada y contra el propio Juan Carlos Perzabal, secretario general de la sección IV del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social a quien no baja de estúpido porque según él como marioneta le mueve los hilos a su antojo.

A mí se me señala de deshonesto, de buscar una pensión con documentos falsos y de ser parte de una red de corrupción al interior del IMSS y de beneficiarme con ello. En Derecho, quien acusa está obligado a demostrar. Aquí estoy, incólume, sereno, presto y dispuesto para las autoridades, así de limpias tengo la cara y conciencia. Reto a que se me demuestre lo contrario. Yo, sí tengo pruebas, de audio, texto y me sobran.

En virtud de que existe una denuncia penal en contra de Alejandro Ortiz Batista y por la cual la Fiscalía General de la República (FGR) me ha requerido. Quiero hacer constar públicamente que estoy en la mejor disposición de cooperar con las autoridades a fin de que deslinde responsabilidades. A través de mis redes sociales y de los medios que publican mi columna a lo largo y ancho del estado de Veracruz, exhibo las capturas de pantalla de las conversaciones, solicitudes, órdenes y documentos que Alejandro Ortiz me hizo llegar por varios meses hasta que por mi propia voluntad y derecho, decidí renunciar al cargo de director general que desempeñaba.

Inclusive, de ser necesario y para dar mayor crédito a mi palabra, entregaré a la FGR mi teléfono celular para que, a través de la Policía Cibernética, sea escaneado, hurgado pericialmente y se constate la autenticidad de los mensajes, de cuál número salieron, así como por ejemplo la nómina decembrina de todo el personal de la delegación y que como bien lo comentó el mercenario al cual me refiero, es un documento “confidencial” cuya filtración puso en peligro a sus propios compañeros trabajadores, toda vez que la delincuencia está a la orden del día.

También acudiré voluntariamente y entregaré las mismas pruebas a la Secretaría de la Función Pública para que proceda como lo juzgue conveniente, en contra de quién o quiénes resulten responsables y se sancione en caso de haber algún delito que perseguir; claro, eso no lo decido yo, es materia de las instancias competentes.

Recién llegó una nueva delegada de Veracruz Sur y la historia se repite, de nueva cuenta hay ataques en contra de ella y de sus más cercanos colaboradores, a través de perfiles falsos de Facebook que fueron creados ex profeso para eso, para calumniar, denostar, chantajear y seguir sacando provecho y seguir vendiéndole espejitos a los altos mandos del cuerpo de gobierno del IMSS y del sindicato. ¿De quién son esos perfiles falsos que se ostentan como “medios de comunicación”, como un vocero?, eso no lo sé, pero exhorto a las autoridades competentes a que lo investiguen.

Hoy, el IMSS está infiltrado por la delincuencia organizada, la misma que controla el robo y contrabando de medicamentos, la sustracción de equipos y personajes como Alejandro Ortiz dicen querer combatir la corrupción cuando en realidad la arropan, la toleran y quizá hasta son cómplices. Sé a quiénes me enfrento, por eso, hago público que cualquier atentado que llegue a sufrir este periodista o cualquiera de los miembros de su familia, hago directamente responsable a Alejandro Ortiz Batista, un loco, esquizofrénico, capaz de cualquier cosa porque su odio no tiene límites.

Ni modo manito, no es mi culpa que te sientas incomprendido, que estés peleado con la vida, que no te hayan enseñado a respetar las normas o a no meterte con la familia, a ser tan estulto y no entender que el respeto al derecho ajeno es la paz, a envidiar al prójimo, a ser indigno y a tener reprimidas tus frustraciones.

Desde los evangelios y anteriormente en los pueblos primitivos, la figura del maligno, del diablo ha salido a relucir en todas las culturas y ahora no es la excepción. Muchos le temen, otros lo adoran, es vilipendiado o vanagloriado, hay quienes lo convocan y otros se inclinan por su expulsión; es decir, a lo largo de la historia ha marcado para mal a todas las civilizaciones que han creído en su existencia. Todos le han dado diferentes nombres, desde los de tradición Hindú hasta los Ahrimán en los que creía Zoroastro, los devas iraníes o los dioses romanos como Caco o Robigo, pero en todos los casos el objetivo ha sido el mismo: el mal.

Son infinidad de adjetivos y nombres, Lucifer, el malo, demonio, maligno, Satán, Belcebú, Luzbel, Mefistófeles, Leviatán, pero yo lo resumo en uno solo: Alejandro…Ay nanita que Dios me ampare.

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