Hombre de contrastes. De claro-oscuros. Dicharachero, como buen cuenqueño, logró conquistar el corazón de muchos, pero al mismo tiempo, concitó en su contra odios y discordia.
Populista al más viejo estilo echeverrista, Fidel regalaba dinero a los pobres. Compraba todos los dulces de la canasta al vendedor, y los repartía entre los niños o entre sus colaboradores.
Tío Fide, el que subía a niños al helicóptero del gobierno, y los agasajaba con caramelos, yogurts, pastelitos… Y esa era la misma aeronave, la bautizada como el “helicóptero del amor”, que trasladaba desde Pánuco hasta Las Choapas a una que otra joven doncella, que era “inmolada” en el altar de placer del gran “Tlatoani” jarocho.
La “Nauyaca”, el que permitió robar a casi todos sus colaboradores. El que nos dejó la herencia maldita de que nos gobernara “Javidú”.
Fidel, el que tardó 30 años en llegar a la silla principal de Palacio de Gobierno, gran proeza del niño que vendía longaniza y dulce de coco en el mítico Nopaltepec.
Fidel, el hombre ahora viejo y cansado, caballo de la sabana, a quien los años se le echaron encima como un tigre.
Fidel, la leyenda que aún recuerdan en algunos rincones de Veracruz.
Fidel Herrera Beltrán, el torbellino de Cosamaloapan y ex gobernador de Veracruz, cumple este día 73 años de edad. Algunos lo felicitan y otros maldicen la hora en que llegó a gobernar, y a heredarnos problemas financieros, violencia e inseguridad. Cuestión de enfoques. Es el clásico vaso medio lleno o medio vacío.
(En corto… sin Cortes/ José Ortiz)
