Piel de durazno… el amor en el ocaso

close up of a peach with a drop of water

Oh, el amor… el amor… “Qué cosa tan esplendorosa, hasta que te cae tu esposa”, decía un amigo chilango.

Rafael Hernández Ochoa solía comentar a sus cuates que el amor otoñal era lo peor que podría pasarle a un hombre entrado en canas. Caballo viejo de la sabana. “Cuando el amor llega así de tal manera, uno no se da ni cuenta/ quererse no tiene horario/ ni fecha en el calendario/ cuando las ganas se juntan”. Candilejas. “Tú, llegaste a mí, cuando me voy / Eres luz de abril, yo tarde gris”… Qué duro y fuerte pega el amor cuando ya habían muerto las esperanzas de amar, cuando el corazón ya estaba marchito, pero como la flor conocida como “siempre viva”, resucita tras su marasmo de muerte. Pero cuando ese amor, por alguna razón, se va, es casi la muerte. Por eso, cuánta razón tenía Rafael Hernández Ochoa: cuídate de no enamorarte ya de viejo. Cuánta razón tenía el ex gobernador. Cómo duele. Amada amante. Roberto Carlos. “Este amor que tú me has dado/ Amor que no esperaba/ Es aquel que yo soñé/ Va creciendo como el fuego/ La verdad es que a tu lado/ Es hermoso dar amor”.

O como cuando al cosamaloapeño Julio Vilaboa lo increparon sus hijos por andar de noviecito con una joven mujer, según ellos “fea y prieta”. Entonces el extinto ganadero, político y empresario les reviró: “hay hijos, pídanle a Dios no encontrarse un cu… a la medida”.

Julio Sherer García decía que el verdadero amor comienza a los 50. Y tal vez tenía razón.

El Maestro Robles dice que sus noviecitas lo mantienen joven. Por eso ya rebasa los 80 y anda como conejito Energizer.

El Maestro Velásquez era feliz con sus chamaquitas… y uno que otro efebo. “Cu… ito, aunque sea de machito”, repetía.

“Yayo” era feliz con su secretaria y asistente, mientras en su sillón de oficina gozaba de riquísimas felaciones.

“La edad del hombre es la edad de la piel que acaricia”, dicen otros. “Me encantan las mujeres con piel de durazno”, comentó alguna vez Manuel H. Naranjo. Y cuando decía eso, se le erizaba la piel.

Otra vez, Roberto Carlos. “Y es que tú, amada, amante/ Das la vida en un instante/ Sin pedir ningún favor/ Este amor siempre sincero/ Sin saber lo que es el miedo/ No parece ser real. / ¿Qué me importa haber sufrido?/ Si ya tengo lo más bello/ Y me da felicidad/ En un mundo tan ingrato/ Sólo tú, amada, amante/ Lo das todo por amor”.

“No mames, el Rector trae una vieja fea de querida”.

-¿Y está enamorado?

“No lo sé, pero pareciera que sí, ya ves el desmadre en que se ha convertido la Universidad”.

-¿Quién es ella?

“Es la que fue mujer del maestro que se puso falda en Derecho”.

-¿El maestro es gay?

-No, pero tiene un hijo trans.

(En Corto… Sin Cortes/ José Ortiz).