Con nuevas arengas, en contra de la avaricia y a favor del amor, el Presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó anoche el penúltimo Grito de Independencia de su Gobierno.
Frente un Zócalo lleno -pasado por lluvia- y acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez, el Mandatario repitió, por segundo año consecutivo, los gritos «muera la corrupción, muera el racismo y muera la discriminación».
Por primera ocasión, la escolta de cadetes que le hizo entrega de la bandera durante la ceremonia, no incluyó a mujeres.
«¡Que viva el amor, que vivan nuestros hermanos migrantes!», expresó el Jefe del Ejecutivo, quien ha calificado a los connacionales que viven en Estados Unidos como «héroes y heroínas» por el envío de remesas a México, que este año podrían alcanzar los 60 mil millones de dólares.
Por primera vez, el político tabasqueño encabezó el acto acompañado sólo por su esposa, Beatriz Gutiérrez, y miembros de su gabinete, ya que decidió no invitar a representaciones de los Poderes Judicial y Legislativo.
Una vez que el tabasqueño dio el Grito, el balcón más inmediato al Presidente fue ocupado por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres; la Secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, así como los Secretarios de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y de Marina, José Rafael Ojeda.
Otros balcones del recinto histórico -todos a la izquierda de AMLO- fueron ocupados por el gabinete legal y ampliado durante el espectáculo de pirotecnia, que duró 15 minutos.






