José Ortiz / EN CORTO
Las reglas del juego en Morena son claras… para quienes las dictan. El proceso de selección de candidaturas en Veracruz dejó un mensaje contundente: encuesta solo vale si eres leal a Morena desde el origen y si además tienes la venia de Andy y de Chío. Pero si te sales del guión, si no eres parte del grupo correcto o si a alguien en la cúpula no le pareció tu cara, formato mata encuesta… y adiós.
No importó si eras competitivo, si salías arriba en los sondeos o si la gente te reconocía. Aquí el filtro final fue una hoja con membrete y firma de aprobación. Los que quedaron fuera, ya lo saben: fueron aplastados por la maquinaria oficialista que no perdona ni olvida.
Y claro, en esta transformación “incluyente” e “igualitaria”, todos, todas y todes tendrán su rebanada del pastel… siempre y cuando hayan pasado los filtros de lealtad y sean funcionales a la causa. Porque en Morena hay espacio para la diversidad, sí, pero la diversidad de incondicionales.
Si alguien tenía dudas sobre el verdadero poder detrás del trono, pregunten en Palacio Nacional. Andy López Beltrán, el hijo incómodo que nunca ha ocupado un cargo público, pero que lo decide todo, tuvo la última palabra. Y claro, la gobernadora Nahle no se quedó atrás.
En fin, ya saben cómo es el oficialismo. Si no respetan ni la Ley de Amparo, menos van a respetar una simple encuesta. Aquí no hubo competencia, solo una limpia quirúrgica donde los de siempre se quedaron con todo y los demás pueden ir despidiéndose.