Los gorilas macho se golpean el pecho como indicador acústico de su tamaño corporal y su capacidad competitiva ante rivales y hembras, según ha revelado un estudio internacional que publica este jueves la revista ‘Scientific Reports‘.
El trabajo ha desvelado el significado oculto de los icónicos golpes en el pecho de los gorilas de montaña, cuyos ejemplares más grandes y competitivos emiten frecuencias sonoras más bajas, es decir, sonidos más graves, con lo que el tamaño del gorila queda codificado en el mensaje sonoro.
En la investigación, dirigida por Edward Wright y Martha Robbins, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, han participado el profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB), Jordi Galbany, además de expertos de la Fundación Dian Fossey, la Universidad George Washington y la Universidad Goethe de Frankfurt.
Según el estudio, esta señal visual y acústica indica de manera fiable las dimensiones corporales de los gorilas a su grupo social —machos y hembras—, y también a otros gorilas de grupos vecinos.
Hasta ahora, se pensaba que los golpes se asociaban a la competencia entre machos y al proceso de elección de grupo por parte de las hembras, pero aún se desconocía el tipo de información comunicada.
El trabajo ha constatado que la estrategia de los golpes en el tórax es un indicador fiable del tamaño corporal de los gorilas y revela su capacidad competitiva respecto a los miembros tanto de su grupo social como de otros.
Según los investigadores, la anatomía cercana a la laringe de los machos más grandes reduce la frecuencia del sonido que producen estos simios mientras se golpean el pecho.
Así, los machos rivales podrían sentirse intimidados por el sonido de esos golpes —que llega a oírse a un kilómetro de distancia— y optarían por evitar luchas con el macho emisor, mientras que las hembras podrían emplear la información para elegir compañero.
“Los gorilas macho se golpean el pecho una vez cada veinte horas de observación, pero pueden hacerlo cada pocos minutos cuando interactúan entre dos grupos”, ha explicado el profesor de Psicobiología de la UB Jordi Galbany. Los investigadores también han comprobado que este comportamiento es más frecuente los días en que hay alguna hembra en celo.
El equipo registró los golpes de pecho de los gorilas para analizar diversos parámetros sonoros (duración, número de golpes, frecuencia de emisión) y estudió el ancho de la espalda de cada animal a partir de técnicas fotogramétricas no invasivas, labor en la que participó directamente Galbany durante cuatro años de trabajo de campo en el Parque Nacional de los Volcanes.