En menos de 32 horas, la vida de dos niños, -uno de ellos de 18 días de haber conocido la mirada y el amor de madre-, les cambió radicalmente. Sin saber, del significado de la muerte. A sus cortas edades les ha tocado vivir uno de los golpes más fuertes de la vida, el deceso de su madre, la que les dio la vida.
Uno con 18 días de nacido y el otro de cuatro años, ambos menores no pueden dar el último adiós a su mamá. La razón se debe a que el cuerpo que permanece dentro de un ataúd tallado en madera está fuertemente custodiado con un intenso operativo policiaco.
El ingreso a la funeraria Alameda, donde se vela el cuerpo de Anabel Flores Salazar, está restringido. Sólo a los amigos y familiares más cercanos de la periodista pueden hacerlo, y este no es un lugar seguro para los menores.
Elementos de la policía municipal, estatal, ministerial y Fuerza Civil, han implementado un operativo que incluso se extiende a varias calles a la redonda de la funeraria Alameda del SOAICC, misma que se ubica a un costado de la parte posterior del palacio municipal y adjunto al Instituto Regional de Bellas Artes de Orizaba.
Los transeúntes se limitan en apurar el paso por el temor que genera observar a los uniformados o de pensar que pudiera registrarse algún enfrentamiento.
Afuera un grupo de reporteros de diferentes regiones del estado, así como de otras partes del país, corresponsales de agencias como AP, AF y EFE y del diario español de El País, esperaron por varias horas, obtener una entrevista con los familiares o captar alguna imagen del velorio, pero tanto los policías que resguardan la entrada no permiten acercarse y los parientes de la reportera no permiten el acceso por la molestia que generó la foto de la tundeteclas que filtró algún elemento policiaco y que se difundió como pólvora en las redes sociales.
Desde que llegó el cuerpo a eso de las 11:00 horas, los familiares iban llegando. Flores blancas, adornos florales, una corona lucen a un costado de féretro que tiene al frente un cuadro en color plata enmarca la fotografía de la reportera Anabel Flores. Es la misma que desde el pasado lunes ha encabezo los principales medios electrónicos y escritos del país donde aparece sonriente como se le recuerda con su camisa del trabajo, por ciento de El Buen Tono, un medio que negó que trabajara para ellos.
Con 27 años y una sonrisa así se le recuerda a Anabel Flores. Su madre, sus tíos, quienes en medio del shock por la forma en que fue sacada de su casa la madrugada del lunes, no dan crédito a las imágenes que varios medios periodísticos publicaron de la amiga que se adelantó.
Esa foto que muestra la falta de sensibilidad al dolor que representa la pérdida, razón por la cual decidieron no permitir más fotografías al interior de la funeraria
En las redes sociales se puede leer el dolor, la tristeza e impotencia de la ciudadanía, por este lamentable suceso, que no se compara con el ambiente que se percibe al interior del edificio ubicado en poniente 3 y sur 6 de la ciudad de Orizaba ante la ausencia de aquellos que se desgarran las vestiduras y que generan comunicados, haciendo leña del árbol caído.
Anabel Flores, egresada de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en 2010, se le recuerda sus inicios en la actividad reporteril en el diario El Mundo de Orizaba.
“Estaba llena de vida, siempre te sonreía, le encantaba bromear y los funcionarios aprendieron a conocer su trabajo en las páginas de tres importantes diarios”, recuerdan algunos compañeros de profesión.
“Nos sorprendía como reportera, a ella le apasionaba la noticia, siempre quería llegar primero y nada le impedía que al inicio no tuviera vehículo; cuando veíamos la traían en una moto, llegaba en taxi y hasta en alguna patrulla porque su carisma se prestaba a que no le negaran las cosas”.
“No la recuerdo seria en ninguna foto, siempre era así con su sonrisa franca y bromas, pero también la recuerdo en su faceta de regañar gente cuando algo no le parecía”.