El papa Francisco destacó en el Estadio «Morelos» de Morelia que la riqueza de este país es la juventud mexicana, la cual con los estímulos correctos «se convertirá en la esperanza».
Reiteró que esas palabras se las dijo al presidente Enrique Peña Nieto en su primer saludo al arribar a la Ciudad de México: «Uno de los mayores tesoros de esta tierra mexicana tiene rostro joven».
«Son sus jóvenes, son ustedes la riqueza de esta tierra; cuidado, no dije la esperanza, dije su riqueza. La montaña puede tener minerales ricos, que van a servir para el progreso de la humanidad, pero esa riqueza necesita ser sacada, ustedes son la riqueza y hay que transformarla en esperanza», expuso.
Asimismo, añadió que sin esperanza no se puede vivir, y apuntó que la dignidad de los jóvenes es lo que los salvará de caer en las manos del narcotráfico, y llamó a la juventud a valorarse y a sentir que sus vidas y sus historias valen la pena.
Igualmente, afirmó que Jesús “nunca invitaría a ser sicarios”, porque Él quiere discípulos, jamás mandaría a sus hijos a la muerte, porque “todo en él es una invitación a la vida” en familia, en comunidad, a favor de la sociedad.
El pontífice entonces levantó la voz, y enfatizó que es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven, es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte.
«Podemos decir que es mentira que la única forma que tienen de vivir es la pobreza, la marginación, de oportunidades, de espacios, de capacitación y educación y de la esperanza, es Jesucristo el que desmiente esto. El ser mercenarios de ambiciones ajenas es lo que nos margina y nos lleva a la destrucción», agregó.
Además, aseveró que la comunidad y la familia son los principales antídotos contra todo lo que amenaza, porque hace sentir parte de la “gran familia de Dios”, pero no para refugiarse, para encerrarse sino al contrario, para salir a decir a otros que ser joven en México “es la mayor riqueza y, por lo tanto, no puede ser sacrificada”.
Riqueza, esperanza y dignidad, son las tres palabras que el vicario de Cristo recalcó durante su discurso.
Por ello, insistió en que es difícil sentirse la riqueza de una nación cuando no se tienen oportunidades de trabajo digno, posibilidades de estudio y capacitación, cuando no se sienten reconocidos los derechos que terminan impulsándonos a situaciones límites.
«No pierdan el encanto de soñar, atrévanse a soñar, que no es lo mismo que ser dormilones. Y no creo que les digo esto, de que ustedes son la riqueza de México, porque soy bueno o porque lo tengo claro sino porque como ustedes, creo en Jesucristo”, recalcó.
También anunció: “Me han pedido una palabra de esperanza, la que tengo para decirles, la que está en la base de todo, se llama Jesucristo. Cuando todo parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo encima, abracen su cruz, abrácenlo a él y, por favor, nunca se suelten de su mano, aunque los estén llevando arrastrando”.
En el arte de ascender, lo importante no es no caer sino no permanecer caído, exclamó, quien además recomendó aprender a hablar y a escuchar, la “escuchoterapia”.
«Les pido que no se dejen excluir, no se dejen desvalorizar, no se dejen tratar como mercancía”, para lo que recomendó tener astucia y humildad.
Fuente: Excélsior