Imposible fiscalizar a todos los entes que manejan recursos públicos: ASF

Entre la fiscalización del siglo pasado y la actual, hay mucha diferencia, pues hubo décadas en las cuales los entes fiscalizables actuaban con benevolencia respecto a quien ejercía el cargo público y le daba destino a los recursos; hoy en día, hay muchos ojos vigilando y la ley cierra las posibilidades para las conductas irregulares, y todo mundo asume que la autoridad tiene que actuar de manera transparente y que debe rendir cuentas.

Al manifestar lo anterior Roberto José Domínguez Moro, director de Investigación y del Sistema Nacional de Fiscalización de la Auditoría Superior de la Federación, reconoció que sería imposible vigilar a cada uno de los que tienen en su haber el manejo de recursos públicos, pero se trata de sentar las bases para que los espacios donde se cometen las irregularidades se vayan acotando cada vez más hasta que eventualmente desaparezcan y que la única opción sea apegarse a la ley.

Durante su participación en el programa radiofónico del ORFIS, “De Acceso Público”, aseveró que hoy en día las cosas son diferentes porque la ley tiene una serie de obligaciones que ya no se pueden obviar, ni prescindir; hoy se tiene un menor incentivo para incurrir en conductas irregulares.

Por lo que cerrar el paso a las irregularidades, evitar circunstancias que generan opacidad y discrecionalidad en la aplicación de los recursos públicos, y erradicar que los funcionarios de los tres niveles de gobierno se resistan a actuar con transparencia, son los objetivos del Sistema Nacional de Fiscalización.

En un ámbito de control en donde hay una vigilancia activa muy clara y rigurosa de parte de los órganos de fiscalización y de los órganos internos de control, la posibilidad de que yo haga algo y que nadie lo note o no sea detectado, se reduce considerablemente.

“Hoy por hoy, quienes ejerce ese tipo de recursos sabes que tiene muchos ojos viéndolo, saben que tienen una serie de obligaciones que por ley ya no puede obviar ni prescindir, y por lo mismo, tiene un menor incentivo. Habrá quienes se resistan pero eso ya será una cuestión de ética”.

Por ello, expuso que la integridad es un factor central dentro de la vida de cualquier institución, sea pública o privada; la integridad es adherirse a una serie de principios éticos y de comportamientos que forman la cultura de la organización.

“Si a todos los que trabajan se les dan a conocer esos conceptos, valores, límites, y se vigila que se cumplan, el resultado va ser positivo, porque uno también aprende a trabajar dentro de una caja de cristal sin privilegiar intereses personales.

La parte preventiva que evite las circunstancias que generen la opacidad, discrecionalidad, que los servidores públicos no quieran operar con transparencia, esos aspectos hay que atacar, y se pueden atacar a través de acciones preventivas